Capitulo 11

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Capítulo 11

No puedo creer que hayas sido tan iresponsable. ¿No podrías haber avisado? Era lo menos que debías haber hecho. Además —soltó una carcajada amarga antes de continuar —¿Un domingo? ¿En serio, Selena? ¿A caso sabes lo preocupado que estaba por ti? Te llamé más de 20 veces. ¿Dónde mierdas estaba tu móvil? Te podría haber pasado cualquier cosa. No pensé que eras así —en ese punto de la conversación ya estaba hasta las narices de escuchar a mi hermano.

—¿Qué pasa, Leo? ¿Tu nunca has cometido un error? Soy humana, ¿sabes? No soy perfecta. Estás exagerando las cosas. Y mucho. Estoy segura de que tu te has ido de fiesta muchos domingos, así que no vengas a darme lecciones —le respondí en tono duro.

—Solo intento que comprendas que fuiste muy iresponsable al irte de ese modo. Y encima no conoces la ciudad. Te podrías haber perdido, Selena —continuó su regañina —Dime, ¿quién te hubiese ayudado en ese caso? ¿Eh? Siempre tengo que ser yo el que te salve el culo. No siempre voy a estar aquí para eso —el tono cada vez era más alto. Y sus ultimas palabras me dolieron demasiado. Tanto que se me escaparon unas lágrimas.

—¿Ah, no? ¿Dónde quedó eso de 'Siempre juntos'? ¿Ya se te ha olvidado la promesa que hicimos hace años? Me dijiste que siempre ibas a estar para mi, para cuidarme y protejerme. ¿Has cambiado de opinión?

—Sabes que no es así. Pero, joder, no me gusta que seas así de iresponsable. No debiste haberte ido —medio gritó

—¡Ya lo se, joder, ya lo se! No hace falta que me lo repitas. Pero es la primera vez que lo hago. Y estas sacando las cosas de quicio. Estoy aqui, ¿no? Eso es lo unico que te debería de importar —esta vez grité alto. Estaba realmente cabreada.

—No vuelvas ha hacer lo que hiciste. Está semana no vas a salir con tus amigos. Quizás así aprendas —se mantenía en tono sereno pero sabía que estaba cabreado.

—¿Me estás castigando? ¿En serio? ¿Quien te crees que eres? ¡No eres mi padre! —exclamé y me arrepentí al momento de haber pronunciado aquella frase. En el rostro de mi hermano se reflejaba dolor y los ojos se le humedecieron.

—Lo se. Pero, ¿sabes qué? Si nuestro padre no estuviese muerto, te hubiese dicho lo mismo que yo. Y no estaría orgulloso de lo que has hecho —en cuanto dijo eso se giró y salió por la puerta.

Joder. Es lo unico que pasaba por mi mente. La había cagado pero bien. Mi hermano y yo nunca hablabamos de nuestro padre. Y menos en este tono. Digamos que era un tema tabú para nosotros. Se murió cuando yo tenía ocho años y Leo diez. Desde entonces mi hermano y yo nos unimos mucho. Supongo que el dolor nos unió. El siempre me decía que iba a intentar hacer lo que hubiese hecho nuestro padre. Que me iba a cuidar toda la vida. Y lo había hecho hasta entonces, solo que a veces se pasaba de sobreprotector. Había exagerado la situación. Vale que no debí haberme ido sin avisar, pero no era para tanto.

Pensé en lo que hubiese pasado en caso de que Nash y yo.. bueno eso, estuviesemos juntos. De seguro enloquecería y lo exageraría todo.

Otro tema más del que preocuparme. No había visto a Nash desde la tarde anterior. No sabría como reaccionar si me le encontrase en el instituto. ¿Qué le diría? Bueno, en realidad dudaba que el quisiese hablar conmigo después de lo fría que fuí.

Decidí no darle demasiadas vueltas y entrar a darme una ducha. No estaba segura de la hora que era pero seguro que no era temprano.

Mientras me estaba duchando escuché a Diana llamarme de una forma no muy cariñosa.

Cuando me preparé bajé a desayunar. Cosa que no pude hacer ya que Diana me arrastró hacia afuera gritando que teniamos prisa. No me percaté de que nos dirigiamos al coche de Nash hasta que estuvimos en la puerta trasera de este. Podía diferenciar su cabeza desde fuera y no quería vivir esa situación incómoda.

360° | Nash GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora