Capítulo 4: Reglas de cohabitación

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Lena tiene dos sueños recurrentes que se repiten con frecuencia. Cada uno de ellos la deja sin poder dormir. Se despierta sudando frío, temblando en medio de un perpetuo crepúsculo ártico que se asoma a través de las persianas de su dormitorio. Intenta calmar su corazón después, esperando que los súper oídos no hayan escuchado los frenéticos latidos de la puerta de al lado.

ㅤ⠀ㅤSobre todo porque ambos sueños tienen que ver con Kara.

ㅤ⠀ㅤUno de ellos comienza de forma bastante agradable, con su día habitual en la comisaría desarrollándose como un baile ensayado. El tocadiscos gira a través de los típicos estados de ánimo diarios de Kara; mañanas llenas de ritmos pop que se desvanecen en tardes de baladas potentes e himnos de rock. A veces, Lena ni siquiera se da cuenta de que está soñando. La mundanidad de todo esto se parece a sus días de vigilia, incluso las puntas de los lápices que afila con una vieja amoladora de manivela de la escuela primaria en la pared del laboratorio.

ㅤ⠀ㅤSeguiría creyendo que es real si no fuera por el hecho evidente de que esta Kara la toca más.

ㅤ⠀ㅤMucho, mucho más. Una presión inocente de una mano en su espalda cuando entran en el laboratorio le hace pensar en los viajes compartidos en ascensor en CatCo. Unos dedos suaves y distraídos en su muñeca cuando está demasiado estresada con un plano la hacen recordar las noches acurrucadas en la DEO. Los abrazos casuales cuando resuelve un rompecabezas con el que han estado luchando en la pizarra y vuelve a estar en el sofá de su oficina, con Kara como una presencia cálida y bienvenida a su lado.

ㅤ⠀ㅤCree que su mente hambrienta de contacto está compensando en exceso, pero tampoco puede evitar echar de menos esos momentos y, sobre todo, los sentimientos de hogar que toman vida cuando está despierta. Se da cuenta de que Kara también lo hace, la ha pillado en más de una ocasión con ganas de acercarse, pero sofocando el impulso con un apretón de puños y una sonrisa tensa.

ㅤ⠀ㅤLos sueños tienen dos cosas en común.

ㅤ⠀ㅤKara la toca más y Kara también muere.

ㅤ⠀ㅤEn el sueño mundano no lo ve. Kara sale a hacer unos recados y no vuelve. Lena se enfurece al principio y luego se aterroriza. El cielo gris se vuelve tan oscuro como sus pensamientos, y la energía de la estación no tarda en llegar. El pánico que se apodera de ella es aplastante. Se queda sola, fría y rota, hundiéndose en la cama vacía de Kara, una cáscara de persona totalmente desesperada y destruida.

ㅤ⠀ㅤEn el otro sueño, Kara muere unos días después de caer por el portal. Nunca consiguen salir del búnker. Las últimas palabras de Kara son un susurro de esperanza contra el cuello de Lena y, a diferencia de la otra pesadilla, Lena se abraza a su cuerpo, abrumada por la pena y la derrota.

ㅤ⠀ㅤLena se despierta por la mañana, ya agotada emocionalmente, maldiciendo al imbécil de su hermano y temiendo por un futuro que bien podría estar por llegar. Pero entonces entra en el economato para calentar un poco de café espacial y Kara le sonríe, cálida, viva, y presente.

ㅤ⠀ㅤSu corazón se estremece, las pesadillas se alejan en favor de la resistencia. Tiene que creer que llegarán a casa. Que Kara no morirá pronto.

ㅤ⠀ㅤA veces es todo lo que puede creer.

ㅤ⠀ㅤNo sabe que Kara la escucha por la noche. Que ella también se queda despierta mucho tiempo después, esperando a que el corazón de Lena se calme y el sueño la devuelva a mejores sueños.

ㅤ⠀ㅤSe asegura de saludar a Lena en esas mañanas con más consideración, más sonrisas, más cuidado, una pizca de entusiasmo pero no lo suficiente como para irritarla. Era una línea muy fina para equilibrar, pero Kara cree haber encontrado un punto medio feliz después de meses varadas juntas.

La estación ártica [Supercorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora