El Diario Real: Princesa Lúa

Capítulo 10

Namjoon

Después de salir de su habitación, pensé que era un idiota y que había arruinado mi oportunidad con ella. Todo por no ir lento. Ahora serían dos veces en un mismo día en que me comporte como un loco obsesivo y no podía permitirlo, así que cuando la lleve a mi habitación simplemente pensé en hablar con ella y con suerte dormir a su lado, nada más. Así de simple. Ese era el plan.

De repente Lúa se alejo de mi y dejo caer su vestido al rededor de sus pies. Sus pechos quedaron expuestos y sus largas y hermosas piernas que lician tan antojables, empezaban en sus sexys tacones hasta sus bragas que dejaban ver a través de la tela. Me recargue en el sofá y empecé a acariciar mi labio con mi dedo, estaba intentando controlarme ante la imagen que tenía delante de mí.

Se acercó y por inercia me incline hacia ella pero me regreso a mi lugar. Sonrei ante su decisión de tomar las riendas. Francamente creí que era solo yo él que deseaba esto, su cuerpo me decía que disfrutaba lo que hacíamos, me decía que ella también lo deseaba pero loquero su actitud me hacia pensar lo contrario y eso fue lo que me llevó a aceptar ir lento. No solo quiero tener sexo, quiero hacerle el amor, dulce y tranquilo, quiero enamorarla y ese es mi objetivo principal.

Se inclinó sobre mi ely empezó a jugar con sus labios acariciándome con ellos, quería besarla pero deje que llevara el control, mordio mi piel y luego me beso. Continuó su camino por mi cuello y mi pecho mientras se deshacía de los botones de mi camisa. No se detuvo. Desabrocho mi cinturón y luego mi pantalón, extra de más decir lo exitado que estaba luego de verla hacer todo esto, así que cuando decidió liberar mi miembro, no tuvo que hacer mucho para hacerlo salir.

Creí que estoy terminaría ahí pero la observe agacharse lentamente e introducirlo en su hermosa boca. ¡Dios!, eche mi cabeza hacia atrás y apreté los ojos para concentrarme y no correrme en ese momento. Mi pecho subia y bajaba jalando cada vez más aire, separe mis labios para respirar mejor y entonces deslizó sus dientes por todo lo largo de mi piel. Dolorosamente delicioso. Abrí los ojos de golpe y baje la vista para encontrarme con sus ojos, mirándome como si no hubiese hecho nada. Entrecerre mis ojos y dibuje un sonrisa ladeada que le advertía que ahora yo tomaría el control.

Había planeado algo romantico con ella, en donde nuestros rudos encuentros quedarán de lado por un día. Solo que ese día no sería hoy.

Baje mis manos y la tomé de la cintura, levantandola para sentarla a un lado mio. Me puse de pie y regrese mi bóxer a su lugar y deje mis pantalones colgando de mi cadera. Retire el saco y la camisa de mi cuerpo y las dejé en la cama. Estaba de espaldas a ella, momento que aproveche para cerrar mis ojos y relajarme un poco, moví mi cabeza de un lado a otro escuchando un pequeño crujido por la tensión y me gire. La vi tragar saliva mientras sus ojos recorrían mi cuerpo.

Camine despacio y sonriéndole, empezaba a nublarme por la lujuria que me provocaba esta mujer. Estire mi mano para que se levantara y lo hizo si rechistar. Bien, pensé. La gire con su espalda pegada a mi pecho en un solo movimiento, extendí mis brazos alrededor de ella y envolví sus pechos con mis manos, masajee suave y sentí que su cuerpo se curbaba empujándolos más hacia mis mano, como si eso fuera posible. Masajee su pezones, pellizque un poco y recorrí su hombro con mi boca. Lúa soltó un gemido y un palpitación recorrió mi miembro ya creciente.

Baje mis manos por su vientre, deslizándolas lentamente por toda su piel hasta cubrir su centrocon una de ellas mientras la otra continuó su camino por su muslo, rodeo toda su pierna y se colocó en su trasero. Solté una nalgada en su glúteo, escuche un gemido aún más agudo y echó su cabeza hacia atrás sobre mi hombro, disfrutando todos y cada uno de mis roces.

Coloque mis manos ahora en sus caderas y la incline sobre el sofa, se arrodillo sobre el con su cara hacia la pared, sus manos sobre el respaldo y su cuerda de espaldas al mio. Besé, lamí y mordisquee la pierde su espalda mientras mis dedos preparaban el terreno, masajeando suavemente su clitoris. Los jadeo de Lúa incrementaban la tensión debajo de mi pantalón, el calor subia por mi columna mientras yo continuaba besando la suya.