10 Diosito ya suéltame, ya no quiero ser tu mejor guerrero

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Tuve mi primer entrenamiento en fin de semana y me costo mucho levantarme ya que no quería entrenar, prefiero mil veces estar en mi cama durmiendo.

Lo resumiré en que nos hicieron correr por seis minutos sin descanso mientras gritábamos las porras, yo estaba por morir. Después hicimos un calentamiento para estirar las piernas ya que era día de ver nuestra flexibilidad.

Pase la vergüenza del año ya que no desayune nada y con mi poco acondicionamiento físico se me bajo la glucosa.

Nunca en mi vida me había sentido tan mal. Tuvieron que darme un descanso y me dijeron que me acostara y mis piernas las recargara en el tronco de un árbol. Minutos después regrese al entrenamiento y comenzamos con Split donde nos dijeron que bajáramos hasta donde el dolor fuera soportable.

Lo peor fue cuando tuve que hacer la postura de arco ya que no tengo fuerza suficiente y por no tenerla me mandaron junto a otras dos chicas a hacer dos minutos de plancha.

Ahora estoy de regreso a mi casa donde planeo estar postrada en mi cama todo el día. Al llegar veo a mi papa Theo comiendo.

—¿Cómo te fue?

—Excelente —no le planeo contar sobre mi humillación.

—¿Tienes hambre? 

—Mucha —me acerco hasta la cocina y él se levanta para después darme una bolsa.

—Primero ve a tirar la basura al bote del patio trasero.

—Estoy muy cansada —me quejo pero no parece importarle —esta bien —sostengo la bolsa y salgo al patio trasero.

Meto la bolsa en el bote y cuando estoy por entrar de nuevo el sonido de una ventana abriéndose me detiene.

—Murcielaguito creí que solo en las noches salías —Seth sonríe maliciosamente.

—Mi vida era mejor cuando tenias hinchada la cara —hace una semana que a Seth le hicieron esa cirugía de muelas y ahora se encuentra mucho mejor.

—Parece que vienes de un maratón de diez kilómetros.

—Vengo de un entrenamiento y ha sido la peor experiencia de mi vida —me quejo — te juro que estuve a nada de desgarrarme la vagina.

Jesús es ultimo salió como vomito verbal lo juro

—No tenía porque saber eso —cierra los ojos por unos segundos mientras trata de contener la risa —es muy poco probable que te suceda eso siempre y cuando no te excedas.

—Es que el deporte no es lo mío, me sorprende que no me he dado por vencida en este —suspiro —no aguante un calentamiento —exclamo — estaba a punto de desmayarme.

—¿Comiste algo antes de eso? —lo miro sin responder —Andy no puedes simplemente ir a entrenar sin nada en el estomago —me regaña —¿No te quieres?

—No me da tiempo...

—Levántate más temprano —responde lo que se que debo hacer.

—Prefiero dormir —le sonrió.

—¿Puedo saber porque entrenas los fines de semana? —pregunta —¿Se dieron cuenta de que son un asco?

—Idiota —ruedo los ojos —la escuela no nos permite entrenar adentro de ella.

—¿Y donde lo esta haciendo?

—Oh... por supuesto que no te lo diré, aprendí muy bien la lección y jamás confiare en ti.

Cancha de campeonatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora