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— "... Entonces, una estrella fugaz surcó el cielo, el joven abandonó su telescopio para acercarse a su lindo chico-estrella, que lo esperaba con una sonrisa y sus brazos abiertos, en su reencuentro, se abrazaron hasta que sintieron seguros, y con un esperado beso, fueron felices para siempre... Fin" — Soobin terminó el relato, bajando el celular para mirar el castaño, quien tenía una expresión somnolienta, junto con una pequeña sonrisa.

— ¿El chico de las estrellas eres tú?

— No, Yeonjun, es solo una historia ficticia, no soy yo — dijo el menor, su mano fue a tomar la del lindo chico acostado en la camilla de hospital, conectado a una máquina con unos cuantos monitoreos.

— Pero tú también tienes estrellas en tus ojos, Soobin.

El pelinegro sonrió, ruborizandose demasiado, sintiendo unas cuantas mariposas, sólo lo pudo mirar con ternura.

Yeonjun también le sonrió, contento por lo que había logrado, le gustaba que Soobin se pusiera rojito y sonriera tanto, porque lo hacía ver mucho más bonito.

— ¿Crees que ya es hora de dormir, Yeonjunssi?

— No tengo sueño.

— Debes descansar, lindo — le recordó, en la mañana tendrían un par de estudios y con suerte, por la tarde, se irían a casa — Si no duermes un poco después estarás con mal humor.

Yeonjun hizo un puchero, bajando la vista.

Desde que habían llegado al hospital tenía una expresión algo triste, como si estuviera a punto de llorar, y no había querido alejarse de Soobin en ningún momento, ni siquiera cuando lo habían llevado a una habitación privada para darle una inyección en sus nalgas, que lo había ayudado enormemente con el dolor de cabeza.

Le habían dado una modesta habitación, sólo para él y su compañía, y lo habían dejó allí, conectado a una máquina que avisaría a las enfermeras por cualquier peligro.

Soobin había intentado de todo para calmarlo un poco, le había leído un cuento, le había dado de comer un par de mochis, habían escuchado música juntos y le había hecho mimos, pero Yeonjun seguía despierto.

Eran pasadas las tres de la mañana, y Soobin tenía más sueño que él.

— Yo dormiré contigo, seguiré aquí, te lo prometo.— intentó convencerlo el pelinegro, sus ojos estaban cansados y se cerraban.

Yeonjun lo miró un momento, pensándolo, luego su mano fue hacia la mejilla del menor, atrayendo su rostro y besándolo, Soobin quiso ser suave, como siempre, pero el mayor estaba algo insistente y necesitado, así que continuó el beso con más efusividad.

El castaño dejó que dominara sobre sus labios, que su lengua entrara en su boca y la recorriera con suavidad en un principio, hasta hacerla suya.

Sentía el rostro muy caliente, y la falta de aire debido al beso le están gustando, la emoción recorrió su pecho, sintió cosquillas en su estómago, leves murmullos de placer surgieron de su garganta en cada pequeño espacio que se separaban, para luego tomar algo de aire y continuar.

Continuaron con aquel beso varios minutos, algo desesperados, hacia años que Soobin no tenía tanto contacto con sus labios favoritos.

Un poco forzado, Soobin terminó el beso, alejándose de golpe, porque había recordado que Yeonjun podría entrar en pánico por tanto contacto.

Miró los ojitos del contrario, que estaban muy brillantes, seguía pareciendo que iba a llorar, tomó sus mejillas con suavidad, acariciandolas con sus pulgares.

𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬 || 𝐒𝐨𝐨𝐣𝐮𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora