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— Muy bien Yeonjun, puedes empezar por donde quieras.— dijo HueningKai, el castaño estaba evidentemente nervioso, sus ojitos iban a pequeños detalles de la habitación, ni Soobin ni Kai querían presionarlo demasiado. — ¿Qué es lo primero que recuerdas?

Yeonjun se tomó unos segundos para pensar, o eso parecía.

— Comencemos desde el momento en que dejaste a Soobin en su domicilio esa noche, ¿Bien? — sugirió HueningKai, Yeonjun asintió levemente.— ¿Qué pasó después?

— Bueno... Iba camino a casa, era de noche, estaba solo, no vi a nadie pero me tomaron de los brazos y luego no... No recuerdo.— Kai notó sus manos temblar.

— Intenta recordarlo, Yeonjun.— dijo el pelimenta, su voz sonaba muy calmada, cosa que había logrado tranquilizar a los otros dos— ¿Qué pasó después?

— Me taparon la boca y los ojos, no podía respirar y me... dormí.— murmuró el castaño.— Dormí mucho, no sé cuánto, después desperté... Y tenía hambre.

—  ¿Comiste algo?— preguntó el psicólogo ante el silencio del otro.

— No, no comí nada. 

— Bien, ¿Era porque no te daban comida o...?

— Me daba asco usar... mi boca.— Yeonjun casi lo susurró.— La usaban mucho.

—  ¿Cómo la usaban, Yeonjun?

Soobin ya sabía la respuesta, pero no quería escucharla, así que con un suspiro pesado, se hundió más en la silla que Huening le había dejado al fondo del cuarto, tapó sus orejas con sus manos con fuerza y cerro sus ojos, intentando recordar alguna melodía de alguna canción cualquiera, se quedó así todo el tiempo que creyó necesario, cada tanto abrió sus ojos para ver, pero Kai lo miraba y negaba, dando a entender que el mayor no había terminado su relato, entonces volvía a cerrar sus ojos y a pensar en otra cosa.

Yeonjun pasó largo rato hablando, llegó un momento donde el contrario dejó de hacer preguntas y el mayor solo hablaba de forma rápida, como nervioso, apurado por decir todo lo que tenía en la cabeza como si fuera a quedarse sin tiempo.

Su mirada estaba baja, concentrada en sus manos que temblaban, mientras hablaba de torturas y violaciones que hacía años que se dedicaba a enterrar en los profundo de su memoria.

Cuando recién habían encontrado a Yeonjun, en sus primeras terapias cada tanto él recordaba algo de lo que le habían hecho, por lo que tenían un par de declaraciones, mayormente dibujos porque no había podido hablar por un tiempo, aunque sin mucho detalle, además de que las pruebas médicas ya lo decían todo, luego de un tiempo Yeonjun fue bloqueando sus recuerdos cada vez más.

Kai luego le explicó a Soobin que era una técnica del psicoanálisis, se llamaba catarsis, se comenzaba con preguntas y más preguntas, pero el paciente iba hablando hasta que llegaba a recuerdos que le costaba alcanzar de forma consciente, y soltaba todo lo que tenía en la cabeza.

Si bien era una de sus especialidades, el psicoanálisis no le gustaba mucho porque solo daba pruebas, pero no ofrecía un tratamiento, uno podría estar horas hablando de sus traumas pero eso no arreglaría nada de estos.

Cada tanto Yeonjun parecía ponerse tan nervioso que no podía hablar, sus manos temblaban mucho y sus ojitos miraban al cuarto como si buscara escapar, entonces, Kai rápidamente había tomado unos crayones y una hojas y se las había entregado, para que en vez de hablar pudiera dibujar lo que tenía en mente. Eso había servido cuando Huening le preguntó específicamente qué cosas le habían hecho, y como recordaba a sus captores.

El pelimenta miraba atentamente los dibujos del castaño, por donde comenzaba a realizar el retrato, donde marcaba más los crayones en la hoja, y qué colores elegía.

𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬 || 𝐒𝐨𝐨𝐣𝐮𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora