Quizás, solo Quizás - HyunHo

👻 Capítulo 42. 👻

• Cuando el aura de un fantasma es:

Rojo: Se han Suicidado.

Amarilla: Fueron Asesinados.

Celeste: Tienen un Pendiente.

• Cuando quien puede ver fantasmas está muy cansado, ellos pueden usurpar su cuerpo.

• Cuando, la persona que puede ver fantasmas quiere, puede tocarlos.

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Quizás, solo quizás todo se resumía en que querías el todo que era Hyunjin.

Es fácil hablar con el diario del lunes.

Sabías que deberías haberte alejado cuando tu cabeza dejó de repetirte que no eras un maricon, o al menos deberías haber presentido que ya no eras igual que antes. Lamentablemente, para cuando te diste cuenta que tu preocupación ya no pasaba porque te llamara la atención un chico-hombre-con-pene, sino por tener a ese chico-hombre-con-pene gimiendo debajo tuyo, ya era tarde.

Cada pensamiento que tenías hoy era sobre Hyunjin, sobre un chico-hombre-con-pene.

Querías a Hyunjin.

Lo querías de una manera que sobrepasaba cualquier modo de querer que haya sentido antes. Cada pensamiento en torno al pelinegro se sentía cada vez más intenso, al punto que no solo querías tenerlo físicamente. No, eso ahora no te bastaba.

Querías que hasta su sonrisa fuera para ti.

Por un lado querías que te sonriera con sus ojos incluidos, y por otro querías pasar la punta de tu lengua por el lunar debajo de su ojo.

Diablos, cruzar la línea de la fantasía a la realidad era demasiado, lo volvía cada vez más real.

Estás seguro que lo que más complicaba todo era que el pelinegro era virgen. El solo saber que serías su primera vez en todo te daba una sensación de poder, de dominio, que te llenaba el pecho. Nunca habías sido la primera vez de ninguna ex.

Pero también implicaba que tenía que tener más cuidado, que tenía que ir lento, que tenía que hacerle saber que todo iría bien. Dios, eso era aterrador.

Nunca te habías ocupado tanto de otro ser vivo que no fuera uno de tus gatos.

Sumado a que aún tenías el fantasma de la burrada que habías hecho la última vez que habían quedado solos en esta misma sala.

Ya habías cometido un error hace unas semanas, y temías volver a equivocarte. Querías tener a Hyunjin debajo tuyo tanto como querías ensuciarlo, y aceptarlo era lo que más te había partido la cabeza durante varias noches de insomnio.

Porque ya no solo te imaginabas abusando del cuerpo del pelinegro -y Dios sabe que lo que más te aterro fue tener esos pensamientos tan deshumanizantes-, ahora también te imaginaba como se lo haría de manera suave, dulce, para que el chico recibiera solo placer. Te imaginabas besando cada parte de su cuerpo, te imaginabas recorriendo su piel solo con la yema de sus dedos, te imaginabas metiendo sus dedos hasta encontrar la próstata mientras usabas tu boca para masturbarlo, hasta que tirara de tus cabellos y se corriera en tu boca.

Pero luego, también, lo imaginabas en cuatro, frente al espejo, mientras lo penetrabas como si fuera solo un lugar donde poner tu pene, como si solo fuera una puta a la que le estás pagando para usar como si fuera una muñeca inflable, pero sin usar preservativos con él, solo para poder elegir si correrte dentro o en su espalda.