CAPÍTULO II

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Pov Normal

Horacio se encontraba junto a su sobrina Gaia en Del Perro Pier, un muelle con un parque de diversiones de fama mundial ubicado en Los Santos, aunque estaba un poco arrepentido de haber salido al medio día ya que ese día hacía especialmente mucho calor y por alguna razón había salido con mucha más ropa de la que debería, así que estaba sentado en una banca frente al mar comiendo un helado para intentar bajar el calor y disfrutar de su salida.

-Así que eres una de las mejores de la facultad... Me siento orgulloso de ti Gaia, especialmente porque lo estás haciendo tú sola- Le comentó Horacio a su sobrina.

-Tío H, ya lo sé, no es necesario que lo repitas, a mi madre le gusta también exagerar un poco sobre mí, pero no quita que podría recibir excelentes ofertas de trabajo una vez termine la carrera- Lo dijo un poco sonrojada, mientras apartaba unos cuantos mechones rebeldes de su rostro.

Tanto la madre de Horacio: Charlotte, su hermana y su sobrina tenían el mismo cabello rubio y le parecía gracioso cómo es que utilizaban un corte de cabello similar. Cuando estaban juntas nadie podía negar que fueran familia ya que además del cabello rubio compartían el mismo tono de piel clara y los mismos ojos azules. En cambio, él era de tez morena, (heredada de su padre), ojos verdes, y su cabello castaño, pero desde hace mucho tiempo había decidido usarlo en forma de cresta, la cual, cada cierto tiempo teñía de diferente color, le encantaba verse diferente al resto.

-No creo que exagere Gaia, tú siempre has sido especial y estoy seguro de que lograrás más éxitos que nosotros, y eso que tu madre y yo tenemos buenas vidas- Le dijo fingiendo alardear – Además, deberías sentirte tranquila, creo que en el fondo mi hermana está feliz que le callaste la boca y le demostraste que ella estaba equivocada respecto a tus decisiones. Serás la mejor de nosotros – Le terminó sonriendo, estaba muy orgulloso de ella y esperaba vivir todo eso en un futuro con sus propios hijos.

- ¡Tío H, para!, mejor háblame de ti, que mi madre se robó la cena la noche anterior hablando de mí, quiero saber de ti, ¿qué has hecho últimamente? ¿Cómo te ha ido con tu ex? ¿Sigue igual de insoportable? – le pregunto la chica levantando las cejas. El joven de cresta no pudo evitar reírse con su sobrina. Ya había pasado mucho tiempo así que podía responderle tranquilamente a la joven sin sentirse incómodo.

-Verás Dex sigue siendo un idiota, pero me ha dejado en paz. Se dice que está saliendo con una chica más joven y que ella lo está exprimiendo, tanto en tiempo y en dinero, y aunque no lo creas él parece estar bien con eso. Así que yo estoy agradecido que deje de querer intentar una relación conmigo otra vez. Fue un desastre haber salido con él y espero que mi próxima relación sea la definitiva, me canse de perder el tiempo con personas que no saben lo que quieren en su vida.

-Pero entonces, ¿no lo sigues viendo dentro del campus? – Gaia estaba un poco más seria, observando como su tío tenía la mirada perdida hacía el mar. Sabía que su tío había tenido problemas y temía que no le hubiera contado toda la verdad a su familia. Dex parecía un buen tipo al principio, pero sus inseguridades siempre trajeron discusiones a la relación de Horacio.

- Sí, nos vemos por ahí, aunque siempre lo ignoro, igual él hace lo mismo. Como te digo, ahora aparentemente es feliz con su relación así que ya no le intereso. Qué bueno que damos clases con grupos de diferentes carreras, y este semestre estaré descansando así que realmente me siento más tranquilo.

- ¿Qué harás estos meses? Me refiero cuando regreses a Filadelfia. Sabes que eres bienvenido a quedarte con nosotras toda la vida si quieres... - Ambos se miraron y se sonrieron. Horacio sabía que su familia lo apoyaba en cualquier lugar.

- Athenea me habló sobre un proyecto en la comisaría donde trabaja. Quieren apoyo en una estrategia de comunicaciones, para mejorar las relaciones con la comunidad. Estoy pensándolo, pasaremos varias horas trabajando juntos e incluso podría salir a patrullar con ella, aunque debidamente protegido y sería para alertas aparentemente inofensivas solo para tomar fotografías o videos.

- No te veo convencido, ¿pasa algo más? – Le pregunto la chica aparentemente desinteresada, pero, todo lo contrario, quería que su tío se sintiera cómodo de seguir hablando sobre él. Sabía de sobra que el joven de cresta, cuando tenía una preocupación o dudas respecto a algo tendía a cambiar las conversaciones a un tema completamente diferente.

- Te vas a reír, pero desde el año anterior le he dado vueltas a mi vida, no sé, tengo miedo de que no esté tomando el rumbo que quiero. Me da miedo verme dentro de diez años y ver que mi vida se estancó y no pasó nada interesante mientras era joven. Tengo una amiga increíble, un bonito apartamento, un buen trabajo, pero desde que viajé a Hawái regresé con otro pensamiento, y siento que a mi vida le falta algo más.

- Tío H, no me da risa. Al menos, no me siento sola- La joven tomo la mano libre de su tío y le dio un apretón- Tengo las mismas preocupaciones que tú, tal vez, debería también darme un buen viaje a otro lugar para aclararme la mente, y conocer a un ruso como tú que me abra la mente a más posibilidades.

Horacio no pudo evitar reír. Se levantó para tirar en el cesto de la basura la servilleta con la que le sirvieron su helado. No obstante, se quedó parado sobre la baranda del muelle mirando un yate a lo lejos. Su sobrina considero que no le molestaría a su tío acompañarlo. Así que se paró y se apoyó junto a él.

- No debí contarles sobre él, debí imaginar que me molestarían - volvieron a compartir una risa entre ellos - Él dejó el pensamiento en mi cabeza y tenía razón. Por él, aparte a Dex definitivamente de mi vida, y lo confronté unos días después del viaje; me hubiera gustado compartir eso con Viktor, con un amigo. Creas o no, aunque mi relación no fue buena con Dex, igual pase triste unas semanas por la ruptura.

- ¿Nunca pudiste contactar a tu amigo de regreso? – Pregunto Gaia.

- Nunca, el tipo no tiene ni cuenta en Facebook, así que sea donde este, espero esté bien. Me salvó de una relación tóxica y espero que él sea feliz- Seguía mirando el yate, pero en su mente tenía la imagen de Viktor, su amigo ruso de más de dos metros que hizo en Hawái. Uno de los tantos amigos que logro hacer mientras viaja, pero quizás, la única persona que realmente dejó huella en su vida.

Gaia en forma de apoyo, puso su mano en la espalda y recostó su cabeza en su hombro - Tío, quiero almorzar algo, tal vez nos podamos acercar a las ventas de la entrada a comprar unos hot dogs, por favor, no te puedes ir sin haber comido uno- La chica le puso un pequeño puchero y poniendo sus palmas juntas para convencerlo.

Riendo el moreno dijo – Obviamente no nos podemos ir sin haber probado uno, pero pagas tu. Si me hacen sentir mal al menos no habré malgastado mi dinero.

- ¡Vamos entonces! - Gaia lo tomó del brazo y lo arrastró hasta el puesto de hot dogs.

Pidieron uno para cada uno, y mientras esperaban, Horacio vio cómo un joven vestido de mago se acercó a ellos. Les invito a participar de su mini espectáculo y Gaia accedió, en la zona había muchas personas ofreciendo su espectáculo a los turistas como una forma de ganar dinero. El joven aparentemente hacía ilusiones usando a Gaia como su asistente, y robándose uno que otro aplauso de las personas que los rodearon.

Aunque, el verdadero motivo del "mago" era acercarse a las personas para desviar su atención con los movimientos de sus manos mientras robaba las pertenencias que portaban. Lamentablemente, no fue diferente para Gaia. Así que una vez el joven mago se separó de ellos y ella se acercó al carrito de hot dogs a pagarlos, comenzó a preocuparse cuando no encontró su billetera.

- ¡Tío, no encuentro mi billetera! ¡No tengo mi reloj! ¿Pero en qué momento los he perdido? – La chica estaba realmente molesta y preocupada buscando en el suelo sus pertenencias.

- Gaia, tranquila, tal vez se te cayeron en la banca donde estuvimos sentados. Regresamos a buscarlos – Pago la comida, ya que el vendedor no tenía culpa de nada, y rápidamente se acercaron a la banca, encontrando a una pareja de señoras mayores platicando tranquilamente.

Gaia se acercó a ellas y les preguntó si habían encontrado sus pertenencias, a lo cual le respondieron que no había nada. Uno de los agentes de seguridad al escucharla preocupada, le pidió que le describiera lo que había pasado, así la podía probablemente ayudar. Una vez la chica relató lo sucedido él agente le indicó que seguramente el joven mago le había sustraído sus pertenencias, no era la primera vez que pasaba en el muelle, así que les aconsejo acercarse a la comisaría más cercana a denunciar el robo, quizás no le devolverán sus objetos, pero al menos, ayudarían a que el joven dejará de hacerle esto a otras personas.

Y así fue como un Horacio preocupado y una chica sumamente enojada, se retiraron del muelle camino a la comisaría más cercana en la zona de Vespucci.

Después de un AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora