Tres años después
Una pareja de hombres vestidos de trajes blancos, un poco arrugados y despeinados entraban con sus maletas al hotel Prince Waikiki, en Honolulu. Pese a que se veían cansados iban con una sonrisa en sus labios, el sol no era tan desagradable pese a que eran las doce del mediodía y el aire con olor a mar llegaba a sus fosas nasales.
Estaban emocionados de regresar a un lugar tan apreciado para ellos como lo era Hawái. Habían pasado unos cuantos años desde su última visita, y venir a celebrar su Luna de miel era el motivo perfecto para regresar.
Horacio y Viktor se dijeron el sí el día anterior. Se casaron en el jardín de su casa, rodeados de sus familiares y amigos. Fue una ceremonia pequeña e intima en la tarde noche. Una vez la recepción finalizó corrieron al Aeropuerto y salieron a su escapada romántica de cinco días. - Y bien señor Pérez Volkov, ¿le gustan las vistas?-.
El moreno acarició su cabello, mientras miraba los dos altos edificios frente a él -Me encanta. Gracias por traerme aquí-. Volvió hacia su pareja y se paro de puntillas para besarlo rápidamente.
-¿Vamos?-. Dijo el ruso con sus mejillas un poco ruborizadas. Entraron con sus maletas a la recepción donde hicieron el check in. La entrada del hotel era una imponente estructura cubierta de vidrio con dos altas torres, una a cada lado donde se ubicaban las habitaciones. El lobby estaba lleno de personas realizando igualmente su check in y check out, personas esperando los tours en buses, algunas incluso esperaban en unos cómodos sillones y sillas repartidos en el lugar.
La iluminación era muy sutil, que salía de varias lámparas sobre ellos, las cuales se podían ver atreves de una hilera de objetos que parecían caparazones, venían formando un camino por el centro del lobby. Horacio no evito abrir un poco la boca observando la decoración, Viktor lo veía con una mirada enternecida. Se acercaron a la mujer en recepción y terminaron de completar la información, les entregaron las llaves y subieron.
No habían pasados más de 20 o 25 minutos en el lobby, pero Horacio ya tenía la lista en su mente de los locales que quería visitar. En la zona de recepción tenían a la venta suvenires, bebidas propias de la isla y bebidas enlatadas de otras marcas, snacks, venta de productos orgánicos para el cabello y la piel, una boutique, joyería e incluso una tienda de conveniencia.
Llegaron hasta el piso 25, del edificio Ala Moana y entraron a la habitación que sería suya por los próximos días. Al abrir la puerta se encontraron con un amplio espacio con una aparente cómoda cama blanca con almohadas blancas y azules. Una mesa al lado con una lámpara de noche pegada a la pared. Estas junto a la alfombra tenían un color casi beige, pero en la pared se veía una pintura a mano de flores tropicales. Frente a la cama estaba una televisión de pantalla plana que les indicaron era inteligente y podrían conectarlas a sus móviles.
Horacio camino hasta el centro del cuarto y dio una vuelta en el mismo lugar mirando todo, con una sonrisa en su rostro. Volkov estaba aún parado en la entrada viendo a su esposo. El moreno le señalo detrás de él la puerta del closet, la cual el más alto abrió para verificar que efectivamente fuera eso. -Mira Vik, hay un baño a la par tuya-. El chico entró haciendo reír al ruso porque aún seguía comportándose como un niño. Era un hombre muy curioso por naturaleza y se le hacía adorable la mirada inocente con la que veía todo.
Una vez desempacaron todo lo que necesitaban y lo dejaran guardado en el closet, procedieron a turnarse el tiempo en la ducha. Para ellos era un poco pequeña, con una tina pequeña pero un amplio espejo y varios estantes debajo donde encontraron una secadora para el cabello, pantuflas y productos de aseo. Primero se ducho el joven de crestas, mientras Volkov inspeccionaba el mini bar debajo de la televisión. Había café, té, azúcar, leche, un mini refrigerador y dos vasos de vidrio para bebidas alcohólicas. Rápidamente preparo dos cafés y los dejo en la mesa al lado del minibar.
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Después de un Año
FanfictionHoracio Pérez y Viktor Volkov se conocieron en Hawái en el momento que necesitaban conocerse. Sintieron una conexión desde el primer momento, y en poco tiempo se hicieron buenos amigos. Sin embargo, así como vinieron las vacaciones así se fueron. Su...