Pov Normal
-Gaia, ¿has visto mis lentes de lectura? Estoy segura que en la mañana los tenía en mi habitación...-
-Sí, aquí los tengo mamá. -
-Gracias Gaia- La rubia tomaba los lentes de manos de su hija, para proceder a hacer un recuento mental de las pertenencias que llevaría en sus maletas para asegurarse que no olvidaría nada. Ella junto a su esposo Otis tenían planeado un viaje de alrededor de un mes por temas laborales a otras ciudades del país.
Luego de esto, bajó a la cocina a terminar de tomar su café para poder partir -Hermanito, ¿Cuándo dices que te vas a Filadelfia? – Le pregunta al moreno que estaba preparando el desayuno para Gaia y Charlotte.
-Parto en una semana, pero regresaré para Navidad. - Le contestó colocando unos huevos picados sobre una tostada de pan.
- Vale, probablemente nos veamos hasta entonces. Cuídate mucho y ha sido un placer tenerte estás vacaciones, regresa más a menudo hermanito. - Se acercó a Horacio y lo abrazo, este le regreso el abrazo. Se le hacía gracioso la diferencia de altura que era más notoria cuando su hermana no usaba zapatos de tacón. Luego de eso se despidió del resto de la familia y junto a Otis se dirigieron al aeropuerto.
Gaia terminó su desayuno minutos después para subir a su habitación, mientras Horacio y su madre permanecieron en la mesa.
- ¿Y bien hijo? ¿Tienes planes para más tarde? –
- Sí, Viktor quedó en venir por mí, iremos a cenar, pero aún no hemos decidido el lugar. -
- Me gusta tu amigo ruso, es muy atento contigo y con nosotras. -
- Es un buen hombre. - Dijo el moreno sin dirigirle la mirada a su madre, mientras trataba de ocultar su sonrojo cortando un pedazo de su tostada la cual parecía que nunca dejaba de cortar.
-Claro, pero realmente la pasas tan bien con él que pensé que tenías planes de formalizar una relación con ...-
- ¡No mamá!, ¿Qué dices? Es mi amigo, y pronto tendré que volver al trabajo, estaré muy ocupado como para pensar en hacer algo más...-
- Lo que tu digas hijo. - Se levanto y beso la frente del moreno. Su hijo era testarudo, aunque le divertía como negaba pobremente a sus ojos que sentía algo por Volkov, pero ella no podía hacer nada más por él, al final, era su decisión. No la mejor a su criterio, pero era un hombre adulto. Horacio terminó de desayunar y subió a su habitación. Tenía muchas cosas que preparar para Athenea y la propuesta para la universidad. Sin embargo, le tomó más tiempo del que esperaba ya que de vez en cuando se distraía pensando en Volkov.
Desde que retomaron su amistad, en estas tres semanas habían visitado varios lugares de Los Santos, y recordaba cada risa, cada abrazo, y cada beso en la mejilla que Viktor le había regalado sin ninguna malicia. Nunca se había sentido tan bien con otra persona, no podía negar que el ruso no era un amigo simplemente, al menos aceptaba que no podía ni quería perderlo, pero aún no estaba seguro si debía dejar todo atrás. Todo lo que había ganado con mucho esfuerzo era importante para él, pero sabía que personalmente esos logros, a este momento de su vida, no eran suficientes.
Una vez anocheció Viktor le avisó a su móvil que pasaría por él dentro de unos minutos. Así que dejó de lado el trabajo, se duchó apresuradamente, se vistió con una camiseta manga larga negra, unos jeans, unas zapatillas rosas y peinó su cresta lo mejor que pudo en ese corto lapso de tiempo. Salió a la sala de su casa para despedirse de su madre, quién era la única que se quedaría en casa ya que Gaia había salido durante la tarde con unas amigas y aún no regresaría. El moreno salió de la casa para esperar al ruso en el portón de la casa. Cuando vio su coche deportivo estacionarse frente a él se subió y al estar listo para partir recibió un beso en la mejilla por parte de Volkov.
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Después de un Año
Fiksi PenggemarHoracio Pérez y Viktor Volkov se conocieron en Hawái en el momento que necesitaban conocerse. Sintieron una conexión desde el primer momento, y en poco tiempo se hicieron buenos amigos. Sin embargo, así como vinieron las vacaciones así se fueron. Su...