CAPÍTULO VI

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Pov Normal

Horacio se encontraba sentado sobre una toalla grande bajo la sombra de una amplia sombrilla. Había pasado toda la mañana nadando junto a Viktor y se sentía un poco cansado. Aun así, no quería irse del lugar.

Desde su posición, y mientras cuidaba las pocas pertenencias que habían llevado, podía ver al más alto dentro del mar. Cuando finalmente se acercó, Horacio le indicó que tomara asiento a su lado. No entendía la razón, hasta que observó como el contrario sacaba una crema de su bolso y aplicaba una cantidad generosa sobre sus manos.

-Siéntate, debo aplicar esto en tu espalda-. Viktor tomó asiento frente a Horacio, mirando hacia el mar. Su compañero, sin ninguna malicia, comenzó a frotar la crema sobre sus hombros y espalda. El ruso solo se dejaba hacer. Cualquier persona ajena a ellos, pensaría que eran a una pareja de novios, debido a la comodidad con la que se comportaban entre sí.

Estos pequeños actos formaban parte de la dinámica que tenían desde hace una semana. Sentían una conexión especial, pero atribuían la sensación a haber accedido fácilmente a ser "compañeros de vacaciones", como lo llamó el moreno. Almorzaban y cenaban juntos, Viktor acompañaba a Horacio al bar o platicaban hasta altas horas de la noche en el cuarto de este; conocieron varios lugares de la costa norte e incluso habían tomado clases de esnórquel, ya que planeaban ir a Maui durante dos días a disfrutar de esta actividad. Tenían que tomar un vuelo hacia otra isla, pero resultaban baratos, y luego alquilarían una habitación para ambos con el propósito de ahorrar un poco de dinero.

A su regreso, planeaban continuar con la visita a la isla principal y pasar por los alrededores de Honolulu, para terminar las vacaciones de Horacio en el volcán Mauna Kea, y así observar las estrellas.

Cada mañana, Horacio hablaba con Athenea sobre su día, coincidiendo con ella en su hora de almuerzo, debido a la diferencia horaria. Ella estaba feliz de escucharlo hablar de su viaje. Tenía miedo de que su amigo se hubiera arrepentido, regresando más pronto de lo esperado, pero le parecía que ese tal compañero de hotel le hacía bien. Confiaba en su amigo, pero siempre preguntaba sobre Viktor para estar segura que no era alguien aprovechándose de él. La chica notaba que, en todas sus llamadas, nunca mencionó algo sobre su ex pareja; era como si ni siquiera hubiera pasado por esa mala relación con lo feliz que se escuchaba.

No es que Horacio no lo extrañara, incluso alguna vez revisó su móvil esperando algún mensaje de Dex, pero le era imposible pensar en alguien más cada vez que estaba junto al ruso. Se sentía realmente valorado, y eso le parecía una locura, ya que, a pesar de ser unos completos desconocidos, la manera en la que lo escuchaba en cada conversación, lo hacía sentir importante, llenando su corazón. Alexandra no se quedaba atrás, pese a que no ha pasado mucho tiempo con ella, siente ese mismo trato especial que con Viktor. Se siente feliz de haber encontrado a tan buenas personas en este viaje.

Después de ir a la playa, planearon una tarde tranquila visitando lugares turísticos de Honolulu. Primero llegaron al Bishop Museum, donde tenían una exposición de modelos pequeños de barcos antiguos, artículos de los pueblos nativos, incluso un modelo de un volcán en versión más pequeña. Luego, fueron al Palacio Iolani, una casa opulenta del siglo XIX, residencia de los últimos reyes de Hawái, actualmente convertida en museo con recorridos y muestras. Finalizaron ese día en el Kamehameha Shopping Center para comprar comida y cenar en el bungaló de Horacio, ya que tenían que descansar para su viaje a Maui.

- Siento que, cada vez que estamos juntos, hablo hasta por los codos, y conozco poco de ustedes, de ti y de tu hermana-. Le comentó Horacio a su amigo. Estaban, como en los días anteriores, sentados afuera de la habitación del de cresta terminando su cena y disfrutando de la brisa marina.

Después de un AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora