¿Y si Jon no fuera el último Targaryen?
Habían pasado dieciséis años desde la batalla en Desembarco del Rey, pero nada había cambiado, la cuidad continuaba en ruinas las personas seguían muriendo o huyendo a Essos debido al régimen de Bran el roto...
CAPÍTULO UNO: Un TARGARYEN SOLO EN EL MUNDO ES ALGO TERRIBLE.
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La joven chica se agitó en su cama, su piel estaba sudada a pesar de la frescura que abundaba en su oscura habitación, su respiración entrecortada era lo único que se escuchaba por todo el lugar además del constante crepitar del fuego. Los sueños nuevamente la estaban atormentando, sueños de otro lugar, de otro tiempo, sueños que no eran suyos, que no tenían sentido, pero nada en su vida lo tenía, ni su propia existencia.
Una vez más volvió a levantarse a mitad de la noche, cuando en sus sueños estaba a punto de tomar la daga valyria.
Se sentó en la cama mirando a la nada,su corazón agitado en busca de calma y su ropas de dormir acariciando su piel debido al sudor excesivo. Definitivamente el sueño no volvería a regresar esa noche.
Así que tomando como siempre su capucha, tenía prohibido salir de su habitación sin ella, y aún no entendía el porqué, salió directo a la capilla. El lugar donde encontraba algo de paz pero a la vez hacía sus interrogantes brillar con mayor fuerzas.
En el centro de la capilla brillaba el fuego valyrio rodeando una pequeña tarima de vidriagón donde yacía un cuerpo, un cuerpo de una mujer casi tan hermosa como ella , cubierta por un vestido blanco de hilo , rodeado de rosas , la definición de estar entre la vida y la muerte, seguía respirando gracias a la magia, pero no despertaba, nunca lo había hecho, ni para verla nacer.
La chica solo podía acercarse lo suficiente para ver entre las verdes llamas el pacífico rostro del descanso eterno.
Es curioso nunca ha acariciado si piel, nunca ha escuchado su voz , pero jamás se ha sentido tan en casa como cuando está cerca de ella.
Unos pasos la distraen pero no se voltea , tan cercano el amanecer la única persona que podría estar allí era su tutora .
—Sabía que estarías aquí —Habló usando el lenguaje propio de la cuidad tan estridente a pesar de que no es la intención de las palabras — Por eso decidí darte más tiempo antes de la realización de tus tareas.
—Kirimvose — Agradadeció en alto valyrio antes de hacer una pequeña inclinación y retirarse a los muelles.
Sus tareas diarias consiste en recibir mercaderes, por su habilidad de hablar la lengua común además del alto valyrio y la propia lengua de la ciudad, las personas que la han cuidado toda su vida son plenamente concientes de sus capacidades y no dudan en explotarlas. Aunque había días como ese en que consistían en ir al bosque de los espíritus a buscar hierbas para una sacerdotisa que vivía en la otra orilla del Río Cenizas.
