𝑷𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆 𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒓𝒕𝒆𝒋𝒐
𝑪𝒆𝒓𝒆𝒎𝒐𝒏𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝒊𝒏𝒊𝒄𝒊𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏.Gabriel emitió un tímido quejido, aferrándose con fuerza a Ava para impedir que se alejara de él. Parecía tener la intención de ir a encararlo.
— ¡NO PIENSO IRME DE ESTA CASA SIN TI! —gritó— ¡LLEGAREMOS JUNTOS A LA CEREMONIA!
— No, por favor —le suplicó, sintiendo cómo el miedo se adueñaba de él y de su parte omega— No vayas.
Pero Ava quería bajar para gritarle que se fuera al mismísimo infierno. Deseaba reparar el error que cometió al tratar de rechazarlo de la mejor manera posible, creyendo que así lo entendería y los dejaría en paz.
Quería ser grosera y maleducada.
Quería golpearlo por su espectáculo.— Será sólo un segundo y... —
Gabriel realizó un rotundo gesto de negación con su cabeza para hacerle entender que no estaba dispuesto a dejarla ir. Conocía a los alfas como Andrés y sabía que ese chico no se daría por vencido. Si bajaba, él se comportaría de forma amable, pero sería sólo al principio, hasta que ella lo rechazara de nuevo y entonces usaría su voz para obligarla. Tal vez intentaría marcarla a la fuerza. O tal vez haría ambas cosas con tal de no perderla; de no dejar atrás su orgullo.
— Quédate aquí conmigo —suplicó.
Ava gruñó, irritada.
— Pero quiero ir, omega.
— Pero yo no quiero que lo hagas.
La omega volvió a gruñir.
— Pero me quiere a mí —insistió— Si no bajo a arreglar esto, no se irá —añadió— Y ésta es nuestra noche. Éste es nuestro cortejo. No va a arruinarlo.
— Lo logrará si bajas —pensó— Tu familia y la mía podrá encargarse de él. De hecho, creo que esta situación hará que tu padre y el mío limen sus asperezas —intentó bromear para persuadirla— Al menos dejarán su odio a un lado mientras lo redirigen a Andrés, y así nosotros podemos seguir con nuestra noche —añadió— ¿No ibas a regalarme un orgasmo antes de la ceremonia? —inquirió— Es tu deber colmarme de regalos y éste es uno que yo quiero ahora. ¿Vas a rechazarme de esa manera, Ava? ¿En nuestro cortejo?
Gabriel se sentía extremadamente culpable por utilizar su cortejo como una forma para chantajearla, pero la conocía muy bien.
Ava podía ser descrita de muchísimas formas posibles, pero sumisa jamás estaría entre ellas. Nunca.
Ella era demasiado orgullosa para depositar su vista en el suelo y acallar sus reproches, sus sentimientos, o simplemente su forma de entender la vida. Jamás le otorgaría a alguien el placer de estar por encima de ella y es por eso que era muy consciente de que bajaría a plantarle cara, y con sólo imaginarse a Andrés aprovechándose de la mayor vulnerabilidad de un omega, quería echarse a llorar.
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Amor de omega ©
Người sói«Amor de omega» marca el comienzo de una historia protagonizada por Ava y Gabriel [omega y omega]. La época favorita de los hombres lobo se acerca, y con ella el fenómeno que da nombre a su manada; «Luna Rosa». Su llegada es sinónimo de alegría, po...