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Cásate conmigo -sus ojos me recorren rápidamente después de que las palabras salen de mis labios, pero no responde, y cuando su ceño se frunce me aterra que con cada acción la empuje un poco más hacia la vida forzada con Felipe-

Vete a la mierda -alzo mis cejas sorprendido, de todas las respuestas está es la que menos esperaba- ¿qué causa en ti esto, Daniel?

No te entiendo -bufa cuando me escucha mientras niega enojada-

¿Te hace sentir superior, te da ego? ¿Qué te pasa por la cabeza cuando me dices eso? -suspiro bajando mi mirada al suelo, tiene razón, no tiene sentido lo que digo- ¿lo haces por lástima?

Lo hago porque no quiero verte siendo infeliz el resto de tu vida, Gemma -su mirada me hace notar que aunque no quiero, estoy gritando-

¿Y entonces crees que seré feliz contigo? -mi ceño se frunce rápidamente frente a sus palabras-

¿Qué tratas de decir, Gemma? -en sus ojos puedo ver lo enojada que esta cuando con su mirada recorre mi rostro-

¿Voy a ser feliz viendo como en cada Gran Premio te vas con otra? ¿Esa es la felicidad? -niego manteniendo mi silencio lo que la hace asentir- deja de hacerme esto Daniel, eso de aparecer justo cuando tengo planes para ponerlos patas arriba

Jamás te he hecho eso, Gemma -mi voz es más como un gruñido, yo también estoy molesto-

Iba a irme a Paris y no lo hice por ti, lo sabes bien -golpeó el suelo con mi mano cuando la escucho terminar de hablar-

Nunca te pedí que hicieras nada por mí -vuelve su mirada a mí solo para dejarme ver que sus ojos están llenos de lágrimas-

Ese fue el problema siempre, si es amor no debes pedir nada -su susurro me hace darme cuenta de que todo simplemente salió mal- y tú esperabas que yo te pidiera cada día, que recordarás que amabas a mí

Si lo hago -niega levantándose mientras toma su bolso-

¿Lo haces cuando nos hacemos un daño irremediable? -suspiro levantándome lo más rápido que me permite mi vendaje para quedar junto a ella-

Si te casas me vas a dañar irremediablemente -un suspiro sale de sus labios cuando baja su mirada al sentir mi aliento rozar con su mejilla, lo hará-

Entonces deberías volver a Los Ángeles y rechazar tu invitación cuando llegue -niego tomando con fuerza su mano, rogándole que no se aleje-

¿Me estás pidiendo que te deje ir? -mí corazón late con fuerza esperando a que me mire, pero cuando lo hace siento que nada me había dañado hace tanto de esa manera-

Nos haríamos un favor, yo ya lo intenté y no pude -siento que mi garganta se cierra cuando la escucho, yo tampoco puedo hacerlo-

¿Cómo quieres que te olvide? Hay tanto tuyo en mi que jamás voy a poder dejarte ir -sus ojos azules recorren rápidamente mi rostro, pero las lagrimas no se detienen- mira el café que tomo todas las mañanas, mierda, te busco en cada cosa

¿Borraste mis fotos? -mis cejas se alzan con curiosidad ante su pregunta antes de negar- hazlo Daniel, y busca para ti el amor que tanto te mereces, el que ya no te voy a poder dar

El amor que merezco es el tuyo, es el que necesito -niega cuando apoyo mi frente contra la suya, cerrando sus ojos-

No me perdonaría permitir que toda tu vida estés deseando tener otra que no llegará -el sollozo que sale de mis labios me sorprende tanto a mí como a ella, pero aún así no abre sus ojos- somos una vez en la vida y esta vez, ya no vamos a poder ser

No me hagas esto -la primera lágrima rueda por mi mejilla Justo cuando ella abre sus ojos para verme- me estás rompiendo el corazón

Siempre voy a tener la suerte de que cuando los recuerdos me atormenten, sabré que tú estás en algún lugar -su mano sobre mi mejilla deja una suave caricia intentando calmar mi mirada desesperada que le pide que no lo haga- ojalá pudiera cumplirte la promesa de que en algún momento si estaríamos juntos 

Gem -niega cuando escucha mi voz, y Justo cuando sus lágrimas se vuelven más fuerte la lluvia empieza a caer sobre Mónaco-

Daría todo por no hacerte este daño, Daniel -su susurro hace que mi mano se aferre con más fuerza a la suya-

¿Por qué si sientes algo por mí me apartas de tu lado? -niega ante mi pregunta ladeando un poco su cabeza-

Tengo que irme -niego sin soltar su mano, aferrándome a ella-

Ojalá me hubieras elegido a mí -sus ojos se abren con sorpresa que es reemplazada por dolor ante mis palabras, pero Justo antes de que pueda decir algo más, me está besando con fuerza-

Es pausado y siento que nuestros labios nunca habían encajado tan bien, pero por cada segundo qué pasa es como si diera un paso más para alejarse de mí. Tengo el impulso de tomarla por la cintura y no soltarla nunca, pero para cuando se separa su mano recorre mi mejilla secando mis lágrimas, justo antes de darse vuelta.

Otra vez no está, una vez más no vamos a ser.

Insomnio. - Daniel RicciardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora