Profesor// Joseph Quinn +18

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Luego de lo sucedido en el baño seguí bebiendo, él se encontraba junto a otros hombres y perdí de vista a Cam, seguro está cogiendose al maldito rubio pero no la juzgo, yo también lo haría... Creo(?. Comencé a reír porque hablaba conmigo misma y decía tonterías.

-Wow wow, es un montón nena- me miró tomar hasta la última gota de mi vaso.

-Y ahora que? Vas a darme otro trabajo práctico?- me burlé de él poniendo mi mano en su pecho.

-No- dijo totalmente serio -Voy a llevarte conmigo y vas a darte una ducha, luego a dormir-

Traté de negarme pero ya estaba llevandome fuera del lugar, la música se sentía cada vez más alejada y un ruido de un auto de muy buen modelo me llamó la atención. Él me subió prendiendo el cinturón pero se detuvo un rato cerca de mi rostro, sus ojos iban a mi boca y yo moje mis labios, su aliento estaba cada vez más cerca del mío pero rió al sentir mi hipo, se alejó.

El viaje no fué largo o tal vez yo lo sentía así por mi cuerpo estaba ligero. Lo miré conducir, concentrado en las calles que transitamos... Estaría loca si dijera que vernos agarrar el volante, ver sus manos apretar levemente me hacía juntar las piernas y sonreír.
Me ayudó a salir, no estaba tan ebria como para no caminar pero seguia siendo caballero. Nos adentramos en la casa, miré los muros y no había casi ningún retrato, más bien eran pinturas hasta que di cuenta que había una fotografía de una familia, era él de niño y sonreí cuando sentí sus manos en mi cadera.

-ven a tomar un baño y preparé un café- habló y asentí.

-Eres tú, verdad?- lo miré y él asintió leve.

-Ven, vamos- tomó mi mano y me guío por un pasillo con varias puertas.

Preparó todo para mí ducha, una toalla limpia, un baño caliente dónde la nube de vapor me golpeó cuando entre en aquel lugar totalmente blanco, pulcro. Un vidrio cubría la ducha y quité mi ropa lentamente cuando él se había ido. Empujé mi cuerpo bajo él agua y pensé como es que llegue aqui, pensé en lo que llegué a hacer en el baño, en sus palabras, sus besos. Acaricié mi cuerpo y pequeños flashback de Bruno vinieron en mi cabeza, me invadió la culpa también.

-Miller, estás tardando mucho. Estás bien?- tocó la puerta y volví en mi.

-Yo...- solté un jadeo al alejar mi mano de mi entrepierna -Lo siento, ahora voy- apagué la ducha y salí envolviendome en la toalla negra.

-Bien, estoy esperando- sentí sus pasos alejarse.

Abrí la puerta rápidamente y lo seguí, él me miró sin entender lo que hacía pero me tomó rápidamente cuando lo besé, movió sus labios contra los míos sin descanso. Su cuerpo me llevó hasta la pared y levantó mis piernas para cargarme, sentí la dureza bajo la tela de aquel pantalón negro, lo sentí aún más por estar completamente desnuda rozando contra él.

-No puedo hacerlo- dijo sin dejar de besarme.

-Detente entonces- gemí ahogado porque quitó la toalla.

-Mierda- me admiró.

Levanté su rostro e hice que me besé de nuevo, apretó mis pechos mientras yo abrazaba mis piernas a su cintura para no caerme y me ayudaba estar pegada a la pared. Estaba agitado, desesperado, yo tomaba su pelo y su boca navegaba por mis pechos, hacía que se ericen con su lengua, mordia un poco y masajeaba mientras chupaba con más fuerza.
Bajé mis piernas y volvimos al living, prácticamente tropezabamos con todo, había papeles sobre la mesa y los hizo volar para sentarme allí, desabroché rápidamente el cinto y botones, bajé el dobladillo de aquella ropa interior nueva.