Profesor// Joseph Quinn +18

Silencio

El sudor corría por mi frente, mi cabeza sentía el duro espejo con el chocaba cada vez que él daba embestidas, duras y rápidas, tocaba el cielo con las manos.
Mis jadeos salían como suplica cuando sentía que me abrazaba a su carne, las piernas se enredaban en su cintura y lo abrazaban mientras lo sentía más cerca de correrse dentro de mi. Sus manos se aferraban al mármol para poder moverse mucho más rápido, el aliento me abandono cuando gemia temblando por el primer orgasmo.

-Tienes que aguantar uno más, si amor?- avisó en un tono ronco mientras mis piernas cayeron temblando

Me miraba con su sonrisa llena de picardía, pasaba su lengua por sus perfectos dientes y era la imagen tan perfecta de él, el rizo desarmandose sobre su frente sudorosa y su camisa totalmente desaliñada.
Arrebató mi cuerpo para poder girarlo, lo hacía con tanta facilidad porque era completamente suya en este instante. Mi estómago chocó contra el borde duro y negro del muro que sostiene el lavamanos, no le dió tregua a mi respiración cuando sentí que su pie abrió paso entre mis piernas para dejarlas más separadas, jalo hacia atrás mi cabeza y mi espalda se arqueaba

-Ahora vas a ver el bonito rostro que pones cuando estoy dentro de ti, mmm?- llevó mi cabeza de nuevo hacia adelante y sentí la presión contra su cuerpo para poder entrar en mi

-P-profesor- hablé, mi voz sonaba tan entrecortada y me costaba mantener la vista en el espejo

-Dios, mírate- abrí los ojos para ver su rostro agachado, miraba atento cada vez que salía y entraba de mi. Su mano cayó en un golpe seco contra mis nalgas

-Oh, por favor- gemí, me calentaba muchisimo más verlo y saber cómo me sostenía por el pelo mientras que su otra mano se estampaba contra mi piel

-Le daría a tu novio una clase para follarte como una puta- apretaba sus dientes mientras de movía, sentía cada centímetro cada vez que salía de mi -Eso eres, no? Una maldita zorra que adora que me la folle a mi gusto- sentía su agarre aún más duro, sus movimientos subieron la intensidad

-Joe...- gemí fuerte, sentía mi interior con aquella necesidad de explotar -Estoy tan... Voy a...- liberó mi cabello y su mano tomó ahora mi rostro, lo apretó mientras ponía del otro lado su rostro. Admiraba la imagen de él hablandome al oído mientras me cogía duro

-No vas a correrte, aún estoy muy duro y no acabé contigo- avisó con rudeza -Lo entiendes?- preguntó mientras yo asentía frenéticamente -Mira como me has provocado, maldita niña- regaño un poco para enderezar su cuerpo y ahora tomar mis caderas, se movió contra mi

Me observé en el espejo, mi cuerpo daba pequeños saltos con su choque, estaba tan exhausta y sentí como la puerta comenzó a sonar pero eso lo impulso a hacerlo más duro y rápido.
Tapé mi boca, era incontrolable mantenerlo mucho más tiempo y sentí como mis piernas se humedecieron más al correrme, el cosquilleo se volvió intenso. Mi frente se pegó al espejo buscaba respirar pero no quería ser muy ruidosa, el rió y solo pude verlo de reojo en esta posición.
No duró mucho más cuando sentí sus latidos vaciandose dentro de mi y un jalón de pelo nuevamente me hizo arquear la espalda para mirarme en el espejo.

-No se quedará así- susurró para que yo pueda oírlo aunque creo que ya no había nadie afuera -Saldré primero y luego tú... Te llevaré a casa así que estaré en el estacionamiento- besó mi cabeza y luego comenzó a prepararse

Cuando abandonó el lugar aproveché para vestirme también y limpiarme con cuidado, mi cuerpo me fallaba cuando intentaba moverme, mis piernas era lo principal pero volvería a repetirlo muchísimas veces más. Lavé mi rostro, estaba muy sonrojada y necesitaba algo fresco. Até mi cabeza en una coleta alta y volví a mirar al espejo, mi tono casi volvía así que salí de allí.
Mis pasos impulsaron mi cuerpo hasta que ví un rostro familiar, ¿Donde la ví antes?. Escuché la bocina en la calle del frente y sabía que era Joseph, todo pensamiento se fué cuando corrí hasta el auto y subí de una vez.