A TRAVÉS DEL TIEMPO

3. ¿QUE ME PASÓ?

En cuanto el cristal terminó rompiendose y aquel sujeto cayó al suelo como peso muerto, rápidamente el aroma a pinos frescos llegó a sus fosas nasales, los tres quedaron estáticos ante ese exquisito aroma que salio del sujeto, el enigma sentía a su lobo revolotear dichoso por aroma tan único, jamas a olido a un omega así, sabian que ese arome pertenecia a un omega soltero y sin marcar, el aroma lo hacia sentir en paz con sigo mismo era un aroma fresco y nada dulce, por primera vez se podria decir que el aroma de un omega le gustaba y le hacia desearlo.

- Acaso el sujeto de ropas raras es un omega? - pregunto Eijiro con los ojos abiertos como platos mirando directamente al tipo que seguia boca bajo en el piso

- Su aroma es único... es la primera vez que huelo unas feromonas así de intensas y frescas de un omega y eso que soy un viejo alfa puro - dijo impresionado el mayor

- Magestad que hace?! - pregunto el pelirrojo al ver como el cenizo se le acercaba al sujeto y se agachaba para tocarlo

En lo que sus manos hiban a tocar su capucha, se escucho un gemido de dolor salir del pequeño ser, el alfa se alejó de inmediato y miraron como el cuerpo se empezó a moverse despacio soltando débiles quejidos de dolor, llevo una mano a su cabeza debido al golpe que se de dio recién.

- ¿Qué fue lo que me pasó?... ¿dónde, dónde estoy?, ¿Como llegué aquí? - dijo débilmente casi susurrando pero siendo escuchado claramente por los tres presentes que abrieron la boca de impresión al escucharlo hablar en su mismo idioma con una dulce y melodiosa voz

Con movimientos lentos como si de un perezoso se tratara logro alzar su brazos y flexionar las piernas quedando en cuatro, se quitó la capucha que cubria su rostro y cabeza mostrando una mata de cabellos verdes rizados con un poco de tierra y sangre seca en el, algunos mechones estaban pegados en su frente, se afirmó a la pared de cristal que tenía a lado para ponerse de pie, en lo que alzo su mirada los otros tres quedaron sin aliento, el rostro del omega era muy hermoso era como si una ninfa estubiera delante de ellos, sus facciones finas, nariz pequeña, labios rosados y carnosos, esas pequeñas constelaciones adornando sus tiernas mejillas y sus bellos ojos que brillaban como la más finas esmeraldas que existen en el mundo capaz de quedarte perdido ante tal mirada, tenían a un bello ángel en frente de ellos, ignorando los razpones y la sangre seca en su cuerpo, su rostro no tenía nada de imperfeciones.

- Que todas las deidades se arrodillen ante tal belleza que esta delante de mí, que las flores te tengan envidia porque las superaste y que las aves te canten alabanzas - dijo el cenizo sin salir de la impresión, el omega por su parte solo lo miro confundido, su visión estaba demasiado borrosa y su oídos zumbaban como si estubiera cerca de una colmena de abejas, así que no sabia muy bien que estaba pasando, en lo que hiba a dar un paso volvio a caer inconsciente pero siendo atrapado por el enigma en sus formidables brazos - Tu serás la cuna de mis hijos y sultana de mi imperio, mi bella esmeralda, contigo a mi lado seré más que dichoso

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Su cuerpo se sentia entumecido debido a los golpes que All For One le habia dado no queria moverse tanto ya que los calambres musculares lo hacian querer llorar, pero también sentía que algo húmedo y frío pasaba por su cara con delicadeza, también empezo a sentir como el frio recorria la mitad de su cuerpo y le hacia tiritar, despacio abrió los ojos captando tonos coloridos algo borrosos en el techo que poco a poco se fueron aclarando hasta lograr ver lo que parecía ser el techo de una cueva de diamantes, con gemas de gran tamaño y un esplendido brillo.

- He? - parpadeo varias veces confundido, se suponía que estaba en una lucha contra el villano más grande y temido de todos y ahora estaba en una cueva ¿como es que terminó en ese lugar?,¿acaso All For One lo envio a otra dimensión o relidad alterna?, ¿Estaba vivo o solo era un espíritu?, se sento rápidamente pero un dolor agudo en el abdomen lo hizo chillar y retorcer de dolor que se volvió a acostar en el piso