A TRAVÉS DEL TIEMPO

33. PREPARATIVOS

Cuando el sol cayo, Mitsuki salió de los calabozos, sus ojos mostraban tristeza y decepción, su omega, la madre de sus dos hijos favoritos había asecinado a su madre para poder ocupar el puesto de madre sultana pensando que así podría tener voz y opinión ante el imperio, pero no había sido así y al ver como su hijo le dio importancia al peliverde tomándolo en cuenta para varios asuntos lo celos lo segaron y buscaba alguna manera de que se separan para poner a su dama preferida y usarla para él poder gobernar.

La enigma con el dolor del alma acabó con su relación y le quito el puesto de sultana madre, no hiba a dejar que la ambición lo siguiera consumiendo, debia avisarle a su hijo de la decisión pero al ir a los aposentos los guardias le informaron que el cenizo no podia atenderla por ese día, no dijo nada al respecto y se fue de a sus aposentos a descanzar.

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Eijiro se encargo de las visitas, los padres de las chicas se retiraron ese mismo día por la tarde, cuando salieron del palacio noto que todos tenían el ceño fruncido, pues en toda la platica que tuvieron con sus respectivas hijas, todas les habían dicho que la sultana les había prohibido el ingreso a la ala donde el sultán descansaba además de que el cenizo siempre las rechazaba ya que él le era leal al omega peliverde. Después de eso se aseguró de que las chicas volvieran a los calabozos ya que su encierro aún no acababa, pese a las quejas de ellas volvieron a sus celdas siendo arrastradas por los guardias.

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A la mañana siguiente Katsuki junto con Eijiro tuvieron que salir muy temprano a atender un asunto comercial en la costa sur del imperio donde estimaban que tardarían de cuatro a cinco días en volver, dejaron a Izuku y a Mitsuki a cargo de los asuntos de imperio, la enigma no tenia problema con eso y agradecía que por lo menos tendria ayuda, Katsuki a pesar de los berrinches que el peliverde hizo para que lo llevara logró convencerlo para que se quede en el palacio y lo dejo a cuidado de Afhife y Sero.

Ellos salieron en la mañana, el enigma tubo que dejar todas y cada una de las mantas bañadas en su aroma para que el omega sintiera su presencia.

Apenas eran las nueve de la mañana, ya habían pasado cuatro horas desde que el sultán salió del palcio, el omega se encontraba sentado en el trono del sultán mientras escuchaba las quejas de algunos campesinos aledaños de la cuidad de Osaka, la cuidad era muy conocida por ser una cuidad agrícola, todos los habitantes de ese lugar se ganaban la vida cultivando y comercializando alimentos, en la mañana habian llegado alrededor de veinte personas en su mayoria eran alfas y solo habian ocho betas, todos solicitaban hablar con el sultán, la enigma dejo que el peliverde se hiciera cargo del asunto para que pusiera en practica las enseñanzas de Katsuki.

Los campesinos se llevaron la sorpresa de que la sultana hiba a atender sus quejas, al inicio les molesto que el omega se hiciera cargo, pero se quedaron con la boca abierta al verlo sentarse en el trono.

- Se que no les agrada de que... la sultana este a cargo de los asuntos del imperio pero... nuestro sultán me ha dado vos y poder para decidor por él... por lo que yo también soy su gobernante y debo velar por su bienestar... así que no me vean como una falta de respeto de nuestro señor... pero él no se encuentra en el palacio, acabo de salir a la costa sur a atender unos asuntos... así que yo seré el que atienda sus quejas - ellos quedaron impresionados pero a la vez agradecidos de que los atendieran y no los ignoraron como solía ser la mayoría de las veces

Después de eso se puso a escuchar sobre el problema que ellos tenían en su ciudad, la cual se trataba de la falta de agua y la mala repartición de esta, el peliverde solo los escuchaba atentamente además de asegurarse de que no se pusieran a pelear mientras buscaba alguna solución. Después de una hora escuchando los alzo la mano para que hicieran silencio, ellos al ver ese gesto obedecieron.