Capítulo 14

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—Y eso.

Hace mucho no jugaba vóley.

Y también, hace mucho no se abría con alguien.

La tarde del día miércoles estaba soleada pero fría. Era uno de los últimos días de otoño y Kuroo, junto Bokuto y Akaashi, jugaban en una cancha comunitaria a su deporte favorito.

—¿Dices que estás enamorado de Kenma?

Preguntó Bokuto saltando para rematar la increíble colocación de Akaashi. El pelinegro ni se inmutó para recibirla: venía fuerte y no quería perder sus brazos.

Al ver como la pelota golpeó contra el suelo, en el momento que el peligris cayó al suelo, se acercó a su ex pareja y chocó los cinco con él, orgullosos.

—No —Kuroo regresó con la pelota y miró a los lentes de sol en el rostro de Akaashi—. Solo digo que me siento extraño cuando estoy con él... —caminó hasta el final de la cancha de Básquet.

—Sabes... —Bokuto se agachó, preparándose para recibir. Él también traía lentes de sol—. Yo dije eso sobre Akaashi y al año, ya tenía un hijo —bromeó, haciendo reír a su compañero.

Kuroo tiró la pelota al aire, haciéndola girar. Dio unos cuantos pasos y saltó, luego de eso, esta ya se dirigía en dirección a Bokuto.

—¡Pero no creo estar enamorado! —trotó hacia la cancha, agachándose igual que su manager para recibir su estúpido (según Kuroo) remate.

—¡Sí lo estás!

Bokuto le pasó la pelota a Akaashi y este, pretendiendo armarla, hizo una finta.

Kuroo soltó un quejido.

—Esas serían... —Bokuto chocó los cinco con Akaashi—. Doce derrotas y doce victorias, Tetsuro.

—¡Siempre hacen lo mismo! —El menor se quejó—. A parte siempre tengo que jugar solo. Los odio.

—Búscate a alguien —Akaashi se encogió de hombros, cruzándose de brazos todavía al lado de la red.

—Sí... está difícil por si no lo has notado.

—Ey —Bokuto frunció el ceño—. Contesta bien, se más educado.

Kuroo puso los ojos en blanco.

—¿Qué tal si invitas a Kenma?

—No. Jugaré mal y se burlará de mí —Kuroo suspiró, sacándose sus lentes de sol—. A parte ni siquiera sé si sabe jugar.

—Claro que sabe —Bokuto frunció su ceño—. También nos juntamos con él a hacer esto.

—¿¡Sin mí!?

—Ya llámalo, Tetsuro —Akaashi puso los ojos en blanco.

Quince minutos después, Kenma estaba llegando a la cancha comunitaria. No le gustaba mucho el lugar, si debía ser sincero. Parecía peligroso.

Los encontró jugando, sorprendiéndose porque todos llevaban lentes de sol cuando ya el día comenzaba a nublarse.

—¿Hoy es el día de venir todos combinados o qué?

—¡No deberíamos jugar contigo porque no traes gafas, Ken-ken! —exclamó el mayor de todos. Kenma rodó los ojos.

—Ni siquiera quería venir.

—Pero estás aquí. ¿Por qué? —Akaashi lo miró.

—Pensé que tendríamos un día de pretender ser pareja —Kenma caminó hasta al lado de la red, observando a Kuroo.

Amor escrito en contrato | KurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora