Al final, Kenma sí cometió su plan.
Kuroo se sentía estúpido. Estaba sentado en la barra desde hace veinte minutos, observando a Kenma bailar lentamente con sus amigos. Más de una vez había notado manos acercándose a su cintura y... qué molesto.
Bufó.
—Bien, estás solo aquí desde hace veinte minutos. ¿Por qué?
Sus ojos vagan hasta llegar a la voz frente a él.
—Bueno, el chico con el que quiero salir está bailando ahora mismo entre cinco personas —suspiró.
—¿Y por qué no vas y bailas con él?
—Sé la sexta persona.
Kuroo miró al par de gemelos y bufó.
El bartender, aquél que le habló primero, era Osamu y el que tomaba a su lado era Atsumu. Los icónicos Miya.
—No quiero ser nadie. Déjenme en paz... —murmuró, llevando el vaso a su boca.
—Como quieras. ¿Y tú por qué estás aquí?
—Espero a que Shoyo vuelva del baño.
Osamu asintió y volvió su vista al pelinegro.
—En conclusión, los dos son estúpidos.
—Ey... —se quejaron a la vez y el chico rodó los ojos.
—Tú estás sentado aquí mientras un tipo baila agarrado de la cintura a tu novio —dice señalando con el mentón, todavía secando un vaso. Kuroo rápidamente se da vuelta y observa la situación—. Y tú, imbécil, piensas que Shoyo está solo en el baño.
—¡Lo está!
—Si vuelve con Kageyama, me reiré en tu cara. Lo juro.
Kuroo bufó y devolvió su vista al dúo.
—Digo, ¿por qué no vas, lo buscas y lo besas de una vez? Confiésale tus sentimientos.
—Es que no puedo... —suspiró.
—Me va a rechazar —Atsumu dijo a la vez, desviando la mirada.
Kuroo rápidamente observó al rubio.
—¿Qué? —parpadeó, temiendo que por los efectos del alcohol haya entendido mal—. ¿Te gusta el enano ese?
—Sí —lo miró suspirando—. ¿Y a ti te gusta el teñido?
—No.
—Ah, claro, ¿por eso te estás quejando de que no puedes bailar con él?
—Cállate y sírveme un trago...
Mientras tanto, en la pista de baile también habían problemas.
—Repíteme por qué él no está aquí.
Kenma suspira.
—Porque es un idiota.
Le está contando sus supuestos problemas amorosos a un extraño.
—¡Pues ve y búscalo, tonto!
—¡No puedo! Seguro se niega.
—¡Seguro no! Desde que estamos juntos no te saca la mirada de encima —dice el desconocido tomándolo de los hombros y empujándolo—. Ve a por él, campeón.
—¡Bien, bien, lo haré! Pero, ¿cómo era tu nombre?
—Ah... —sonrió, arreglando su cabello—. Daishou.
Kenma le sonrió al extraño y caminó hacia Kuroo, dándose cuenta que estaba hablando con el par de gemelos, dueños del bar.
—¡No me puedo confesar! —exclamó Atsumu—. Al idiota le gusta Kagey- Oh, ¡Kenma!
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Amor escrito en contrato | Kuroken
Hayran Kurgu-¿En serio tengo que salir con él? -También es un disgusto conocerte, gatito. Un cantante con la fama hasta la cabeza se ve en la obligación de trabajar con un fotógrafo modelo con una sonrisa irritable. Kenma Kozume no quiere saber nada de él y Kur...