IX

775 88 1
                                    

Afortunadamente, el tráfico era extrañamente ligero y antes de darse cuenta, Jimin ya estaba entrando en el garaje de su condominio. Sus manos temblaban ligeramente cuando encendió la alarma del coche y se dirigió al ascensor.

— Esto es ridículo.— le dijo a su reflejo en el espejo de las puertas del ascensor.

Agarró su maletín más fuerte cuando la anticipación creció. ¿Cómo se habría preparado Jungkook? ¿Podría estar desnudo y de rodillas en la puerta?

No tenía muchas esperanzas de entrar y encontrarse a Jungkook con los brazos y las piernas extendidos en la cama para que él pudiera examinar lujuriosamente cada pedazo de carne. La breve mirada que había tenido del adorable artista no había sido suficiente.

Cuando llegó a la puerta de su apartamento, Jimin tomó una profunda respiración antes de quitarle el cerrojo y abrir la puerta. El olor a ajo y salsa de tomate llenaba el aire.

— ¿Jungkook?

Su llamado no tuvo respuesta.

Después de bajar su maletín y quitarse su chaqueta, Jimin siguió entrando en el condominio, al cerrar la puerta, fue saludado con la extraña vista de un delgado hombre sentado en el mostrador de la cocina, sus piernas cruzadas y su cabeza hacia abajo con un cuaderno de dibujo en su regazo.

Completamente vestido.

El olor de humo saliendo del horno llamó la atención de Jimin.

— Mierda.

Jimin se apresuró, tomó un trapo de la cocina y abrió la puerta del horno. Humo venía de un hogaza de pan con ojo quemándose, con una maldición lo sacó y lo lanzó arriba de la cocina.

La alarma contra incendio se encendió, el penetrante ruido llenó el apartamento.

— Oh, maldición.— Jungkook saltó del mostrador, saltando para presionar el botón para apagar la alarma.

Jimin veía al jovencito con los ojos abiertos mientras miraba la escena.— Yo... Yo lo siento mucho Jimin. No oí el reloj para sacar el pan.

Jungkook se veía tan pálido como cuando estaba enfermo.

— Hey, está bien.

El artista se dirigió a ver una olla en la cocina.

 Afortunadamente la tenía en el lado derecho así Jimin no la tumbó cuando lanzó la bandeja del pan. Jungkook vio la pasta molesto.

— Supongo que ahora también arruiné esto.— se mordió el labio inferior mientras parpadeaba para apartar las lágrimas.

Jimin apagó el fuego y acercó a Jungkook a sus brazos, abrazando al jovencito, le había tocado que el primer instinto de Jungkook fue cuidar de él.

Cualquier otro Sum que él había enviado a su casa esperaba desnudo e inclinado en el sofá a que él llegara. El hecho de que el primer instinto de Jungkook fuera alimentarlo y cuidar de él en lugar de solo bajar el calor de Jimin era más de lo que cualquier caliente semental en su habitación había hecho. Podía joder con cualquiera, pero nunca nadie se había preocupado por cuidar de él, como un Sum, los instintos de Jungkook era excelentes.

El sonido de un sollozo lo sacó de sus reflexiones.— Tú me advertiste que te distraías cuando cocinabas.— le recordó Jimin besando el cabello rubio y esponjoso.

— Quizás deberías mantener tu creatividad en el arte y conseguir una pila de comidas a domicilio.— frotó su mejilla contra el cabello de Jungkook.

Se sentía agradable acurrucar al hombre, nada se había sentido tan bien antes.

Levantó el mentón de Jungkook y depositó un beso en su suave boca, el fuego lo recorrió igual que un tsunami o un incendio.

Gimiendo contra los labios de Jungkook, Jimin envolvió sus brazos alrededor del pequeño hombre, acercándolo más. Las delgadas formas se fundían contra él, aceptando el dominante beso de Jimin y haciendo que su pene se pusiera tan duro como una roca.

Quería arrancarle los jeans al hombre y tomarlo en el mostrador, respirando duro, Jimin se apartó complacido al ver que Jungkook también tenía los mismos problemas para tomar aire. El estómago de Jungkook gruñó causando que ambos rieran.

— Voy a ordenar pizza.

Jungkook le dio una gran sonrisa.— Lamento lo de la comida, aunque tengo otra sorpresa después de la pizza. Afortunadamente esta es una que no se puede quemar.

Jimin se rió, le gustaba el humor en los ojos de Jungkook. Cuanto más miraba al artista, más atractivo le parecía. El chico tenía rasgos ordinarios, pero eso era antes de ver sus ojos.

Sus ojos, eran sorprendentemente expresivos, brillaban con inteligencia y una etérea sabiduría, como si tuviera la habilidad de ver cosas que estaban fuera para todos los demás. Eso le recordó a Jimin.

— ¿En qué estabas trabajando?

 — Oh.— El rubor de Jungkook era encantador.— Pensé que tus paredes se veían un poco desnudas, solo estaba haciendo los boquejos de algunas ideas para pintarlas.

— ¿Puedo verlos?.— Jimin no sabía si Jungkook era uno de esos que no quería que su trabajo fuera visto hasta que estuviera terminado, pero tenía curiosidad por ver lo que había dibujado.

Jungkook se encogió de hombros.— Seguro.— Jimin notó que Jungkook no lo veía a los ojos cuando le dio el cuaderno de dibujo.

Le tomó un momento entender el abstracto dibujo, dos hombres abrazados, sus rasgos borrosos, sus cuerpos mezclados. Eso no era erótico, eso era mucho más romántico y le decía a Jimin todo lo que él necesitaba saber acerca de su nuevo amante. Jungkook era romántico.

Por primera vez en su vida, Jimin sintió la presión de no dejar a la otra persona. Él era un solitario que cambiaba de amantes a la velocidad de la luz, no atarse a sus parejas sexuales significaba que ninguno podría lastimarlo. Viendo la pintura, Jimin conocía a Jungkook. Con su tímida sonrisa y sus soñadores ojos podría destruirlo completamente, porque no solo quería sexo como Jungkook, quería ser el foco de esos hermosos ojos, ser el centro del universo de Jungkook.

El impulso de prometerle cualquier cosa sacudió a Jimin hasta su centro.

— Yo... yo ordenaré la pizza. ¿Hay algo que no te guste?

— Realmente no me gustan los champiñones.— confesó Jungkook.

— No champiñones, lo tengo.— le devolvió el cuaderno de dibujo a Jungkook.— ¿Por qué no sigues trabajando en tu pintura mientras esperamos la pizza? ¿Te gustaría algo de vino?

Jungkook sacudió la cabeza.— No soy bueno con el alcohol. Me vuelve tonto.

— Me gustaría verte tonto alguna vez.— dijo Jimin con una sonrisa.— Ve al sofá, me uniré a ti en un minuto.

El artista asintió tristemente y antes de alejarse dijo

— Lamento lo de la cena.

— Ya dijiste eso, puedes limpiar el lío después de comer nuestra pizza. Ahora no hagas que te lo diga de nuevo.— Usó su mejor voz de dominador y se complació cuando Jungkook obedeció inmediatamente.

Tomando una profunda respiración, marcó el número de sus pizzas favoritas. Sirvió unos vasos de vino, se aflojó la corbata y se dirigió a la sala, por primera vez en su vida, al ver a un atractivo hombre no le hacía pensar inmediatamente en sexo. Cuando vio a Jungkook en el sofá, en todo lo que podía pensar era que su casa ahora se sentía un hogar.



⛓️Jikook ⛓️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora