Escogiendo

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Taehyung.

En la actualidad.

Él no conocía esto, este nudo enroscado de emociones en su pecho.

Simplemente dolía.

Todo dolía. Cada maldita cosa.

Sus manos temblorosas, sus labios temblorosos, su corazón tembloroso. Todo ello.

Él no podía respirar. El aire estaba atrapado en algún lugar de su pecho, cerca de su corazón sangrante. Su garganta estaba apretada, bloqueada; un peso se apoderó de su estómago cuando el ruido del avión volando sobre su cabeza llenó la muerte en el cementerio.

El avión iba y venía.

Y todavía dolía.

Él dolía.

En cierto modo, Taehyung no se creía a él mismo capaz de hacer doler.

De una manera que nunca había sabido que una persona pudiera doler.

Con los ojos ardiendo, Taehyung parpadeó rápidamente, años de entrenamiento para no derramar una lágrima frente a nadie, sin permitirse la libertad de dejar caer una sola gota. Pero, ¿se habría detenido en una sola gota? ¿Se habría detenido del todo cuando el peso sobre su pecho parecía volverse cada vez más pesado con cada respiración?

Quería gritar hasta que le doliera la garganta como le dolía el corazón. Quería quedarse ronco hasta que el sonido se desvaneciera en la nada en su interior. Quería gritar pero no podía encontrar su voz.

Él era inocente.

Totalmente inocente.

Él no había hecho nada malo excepto existir.

Sin embargo, su misma existencia le daba ganas de llorar. Su misma existencia la hacía querer romperse huesos.

Él existía gracias a Jeon.

Él era inocente, pero Jeon también lo había sido.

Él era inocente y, sin embargo, estaba manchado de sangre.

La sangre de Jeon.

La sangre del padre de él.

La sangre que él había derramado para salvarlo; la sangre con la que lo había marcado tratando de limpiarlo.

Las personas que conocían la historia pensaban que él había hecho un reclamo con ese gesto. Pero Taehyung sabía, sabía que él solo había sido un niño dulce que intentaba limpiar la sangre de la cara de un bebé inocente.

El dolor y la rabia, el odio y la confusión, la compasión y la angustia, se amalgamaron dentro de Taehyung en un nudo que podía sentir en su garganta, transfundido en su sangre que latía en cada centímetro de su cuerpo, se unieron de una manera que Taehyung no podía distinguir uno del otro, no entendía cuál iba dirigido a quién.

Cerró los ojos, su cuerpo comenzó a temblar, incapaz de soportar el conflicto dentro de su alma.

—Taehyung.

La voz rota de Amara hizo que sus ojos se abrieran. A diferencia de Taehyung, la mujer estaba llorando abiertamente, el dolor en sus ojos reflejaba el suyo. Taehyung le debía tanto a la mujer, tanto que ni siquiera podía empezar a comprenderlo, simplemente por decirle la verdad que le había sido bloqueada a cada paso, por romper su voto y poner su fe en él.

—¿Quieres que me detenga?

Taehyung negó con la cabeza de inmediato, su voz se perdió dentro de él, enredado en la masa de emociones que lo asaltaban, le dolía la mandíbula por lo fuerte que la seguía apretando.

The predator Donde viven las historias. Descúbrelo ahora