Al día siguiente, Adam contemplaba el panorama desde la terraza del colegio, a la vez que calentaba su cuerpo gracias al sol del mediodía. Sé hallaba ensimismado en sus propias ideas, sin darse cuenta que alguien llegó al lugar hasta ver la mano de Natalie que se agitaba en frente de su rostro.
—Natalie, hola, ¿Qué haces aquí? Deberías estar abajo, junto con los demás.
—Tampoco tienes permiso de estar acá, Adam; además... —Giró su cabeza en dirección a la puerta para señalar a Jessica con la mirada—. Ella quiere saber lo que pasó con Thomas ayer en los baños.
—Adam, —Jessica se acercó hasta estar en frente del chico y, por alguna razón que ignoraba, se sentía un poco nerviosa de estar ante él, como si un cosquilleo recorriera su cuerpo; aun así se mantuvo firme, con un semblante serio y la mirada fría—. ¿Qué le hiciste a Tom para que esté en el hospital desde ayer?
— ¿Qué te hace creer que le hice algo malo? —Refutó con nerviosismo. Por alguna razón que no comprendía, Adam sentía mucha curiosidad por la chica, incluso mayor que el interés que le tenía a Thomas—. Lo encontré desmayado, no sabía qué hacer así que llamé al profesor más cercano.
—Supongo que fue una pérdida de mi tiempo subir, —suspiró hastiada, dio media vuelta y caminó con la intención de irse—. Espero que no sea grave.
Abrió la puerta y se detuvo en seco, topándose con el profesor de física, Jonathan Smith. La vergüenza y el pánico de verse descubierta allí le hizo desviar la mirada, logró pasar al lado de su profesor y escapar, sin mirar atrás ni saber lo que les ocurriría a sus compañeros.
—Padre, —comentó Natalie con tal frialdad, que todos notaron la tensión que se instaló en el sitio.
—Baja en este instante, —le ordenó Jonathan.
—Pero...
— ¡Ahora! —Clavó su mirada en Adam, quién se mantuvo callado todo el tiempo. Cuando Natalie pasó a su lado le dejó en claro el papel que ambos cumplían allí—. Y recuerda, aquí, y en cualquier lugar fuera de casa, seré Jonathan Smith para ti, no tu padre.
—No tendrás problema con ello, —le respondió ella—. Siempre has sido Jonathan Smith para mí.
Alumno y profesor quedaron a solas, Adam carraspeó para así aliviar un poco el ambiente tan tenso que se produjo momentos atrás.
— ¿No estás algo duro con ella?
—Tú a tus asuntos y yo a los míos, Blum. —Respondió tajante—. Ahora me explicarás, con lujo de detalles, ¿Qué le sucedió ayer a Thomas para que me llamaras?
—La telepatía es algo asombroso, ¿No lo crees? —Comentó con una sonrisa, la cual fue borrada al ver la expresión de su acompañante—. Está bien, trata de relajarte para variar.
—Habla de una vez.
—El problema fue, que por un breve instante mis habilidades se descontrolaron.
—Eso te ha pasado antes, ¿Por qué fue diferente esta vez?
—Thomas, Natalie y yo hemos llevado años sin estar cerca uno del otro, —el chico suspiró, parecía melancólico pues imaginaba la respuesta de su maestro, una que sabía que no le gustaría—. No pensé que verlos de nuevo sería peligroso para la misión.
—Entonces es mejor que te alejes y regreses a la base.
—Es algo que ya no vale la pena, en ese pequeño segundo ellos lo notaron, Williams y su gente ya saben que los tres estamos más cerca que nunca.
— ¡Con más razón tienes que irte! ¿No entiendes el peligro que eso representa?
—No. —Respondió con tal determinación que Jonathan quedó impresionado, pues nunca había escuchado al chico tan decidido—. Ya me apartaron de ambos una vez, no permitiré que se repita tan fácil.
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ARMAGEDÓN
Science FictionAl reencontrarse con Adam, Thomas Hoffman deberá prepararse para luchar y defender su planeta; de la amenazante llegada de los visitantes espaciales. 👽 Thomas nunca se imaginó que, la llegada de un fantasma del pasado llamado Adam Blum; alteraría s...