Nosotros.

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A veces podía ser muy descuidado, jamás noté que se me había caído la cartera, en fin, ahí estábamos el y yo, nosotros dos en el café.
- No creí que en verdad fueras a aceptar invitarme una malteada.- Sorbia poco a poco, mientras su mirada parecía recorrer mi cuerpo de momentos.
- ¿Tengo algo de especial? - pregunté.
- No lo sé, ¿lo tienes? -
- Sueles recorrerme con tu mirada constantemente, ¿Eso qué significa?-
- Eres lindo, a veces rudo, quizá amargo cómo el café que estas tomando, algo amargo, sofisticado al paladar, y trato de comprender un 'Porque'.
- No necesitas comprender 'porque', solo aceptarlo, es decir, cada quien tiene su escencia, quizá mi escencia es ser amargo, ¿cuál es la tuya? - Le dí un sorbo a mi café, aun estaba caliente, cerré los ojos y saboreé el amargoso sabor de mi bebida.
- No sé. . . En realidad, no sé cual es mi escencia. . .- dijo de un momento a otro, mientras movía su dedo al rededor del anillo del vaso. - No lo sé, quizá mi escencia es ser dulce cómo la malteada. . .- me miró, y sonrió, de la nada sentí como si el corazón me diera un vuelco, ¿Por qué?.
- No sonrias, sólo, no lo hagas. - Traté de ocultarme tras la taza de mi café, cerré los ojos, y volví a sentir ese sabor amargoso en el paladar.
- ¿Puedo? -
- ¿Qué cosa? -
- Tomar de tu café, anda y te dejaré tomar de mi malteada, ¿te parece? -
- Pues ya qué. . .- Le acerqué mi taza de café, apenas y le dio un sorbo, y su cara se arrugo, como si estuviese tomando lo más amargo que haya probado jamás. - No vayas a vomitar, por favor.
Se tragó el café como pudo, y volvió a sonreír, tenía una sonrisa despreocupada, y reluciente, casi me hacía sentir bien verla, pero a mi corazón le daban estruendosos vuelcos al verla.
- Te toca, tienes que tomar de mi malteada. - Me acercó su vaso alargado, especial para malteadas, lo tomé y le di un sorbo. . .
- ¡Ahgggs!, ¡Demasiado dulceeeee! - Tan solo me acerqué al barandal del balcón, y lo escupí, regresé a mi asiento como si nada hubiese pasado, tomé una servilleta y limpié mis labios, el me observaba.
- ¿Qué fué eso?. - Preguntó.
- ¿Pero qué Mie***?, ¿¡Esto es malteada!?, ¿Quién fué el maldito imbecil?... Aaagghhh, odio a estos jodidos asquerosos. . .- Alguien gritaba bajo el balcón, sería malo si se hubiese dado cuenta que fuí yo quien escupió.
- Estaba muy dulce, ¿tratas de matarme de diabetes o algo así?. -
El sonrió, empezaba a odiar su estúpida sonrisa.

Dulce & Amargo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora