Teoría De La Dilución.

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- ¡Sabes que alguien nos pudo haber visto! - Me planté frente a él, me iba a escuchar, y lo haría fuerte y claro. - ¡Mi vida se puede arruinar si seguimos con esta estupidez!.
Sonrió como si lo que le dijese fuera un chiste.
- ¿Puedes darme un momento para explicar algo?, por favor. - Maldito.
- Claro, tienes cinco minutos y contando. - Annete parecía intrigada, pero él me tomó de la mano y me llevó al balcón.
Tomamos nuestros respectivos lugares, y comenzó.
- Quiero explicarte la Dilución de las actitudes.
– ¿Qué es la 'dilución de las actitudes'? – Ahora había pasado de mi estado de molestia, a mi estado de intriga.
– Tardé un poco en llegar, porque estaba buscando estas cosas. – Metió las manos en sus bolsillos, y sacó unas cosas. Un Salero, dos dulces diferentes, y un poco de azúcar refinada, la separó en dos grupos y comenzó su explicación. – Verás, cuándo mezclas dos sabores diferentes, estos se diluyen, y se forma un equilibrio en los mismos. – Tomó un dulce blanco, lo abrió y me lo acercó. — Prueba este dulce. — Sonrió.
Apenas lo probé, y sabía. . .
– Demasiado dulce, ¿verdad? – Hablaba tan seguro de sí.
– Lo es, vaya que lo es. – tomé un sorbo de mi amargo café mientras observaba al chico. Tomó el salero, y espolvoreó un poco de sal sobre el dulce.
– Al agregarle un sabor diferente, este llega a un equilibrio, démosle un momento. – Tomó el otro dulce, e hizo lo mismo. – Prueba este ahora.
– ¿Es igual de dulce o lo es aún mas? – Quise saber.
– Pruébalo. – Sonrió.
Está bien, como si no pudieras decirlo. – Refunfuñé entre dientes, mientras el me acercaba el dulce a la voca. Apenas lo probé, noté que estaba tan amargo, su sabor me escaldo la lengua. – ¡Puaj!, está. . .
— Demasiado amargo, ¿Verdad? — Preguntó tan sonriente como siempre.
– Sí, lo está. . .
– Vuelve a probar este dulce. – Me acercó el dulce a la voca, lo probé, y su sabor, era diferente, ahora estaba. . . Regular, agradable al paladar. Noté como él tomaba un poco de azúcar y la dejaba caer suavemente en el dulce.
– Ahora el sabor de lo dulce, es regular, es equilibrado con el sabor salado. – vaya genio.– las actitudes son cómo estos dulces, – me acercó el dulce amargo a la voca, sentía miedo de solo volver a probarlo, pero lo hice, sabía amargo, pero agradable al paladar. – Tú eres cómo el café, amargo, quizá un poco más, y yo soy un tanto dulce, al estar tu y yo juntos, nuestras actitudes se equilibran, creando así una dilución, porque mi dulzura desequilibrada se equilibra con tu amargura, eres mi complemento. Supe que eras tú, tenías que serlo. — Sonrió.

Dulce & Amargo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora