Dulce Héroe.

219 27 7
                                    

Apenas desperté, sentía algo cálido sobre mi mano, era la suya tomando la mía, aunque se había quedado dormido, la seguía sosteniendo. Por un momento creí que estaba en algún lugar extraño, pero no, estaba en el hospital. Escuchaba la voz de mi madre por fuera de la habitación, parecía preocupada. Creo que lo he jodido. Pensé observando la puerta blanca e inerte.
- Ah, te has despertado ya. - Escuché su dulce voz. - Yo. . . Fui un egoísta. - Parecía apenado, consternado, en cierta forma, triste.
- ¿Por qué lo dices?. - Tenía la cabeza baja, como si estuviese apenado.
- Salí tarde del trabajo, y creí que estarías en el café, tenía tantas ganas de verte, y cuando noté tu asiento vacío yo. . .- Se quedó en silencio un momento.- Creí que estarías con alguien más. . . - Su mano sostenía la mía con más fuerza.
- Serás tonto. . . - Le contesté. - No dejaría de tomar mi café diario por culpa de una persona. - Sonreí. Él levantó la vista, sus ojos estabas cristalizados, y una lágrima parecía precipitarse a salir. Sonreir comenzaba a doler.
- Ouch. Ya no más sonrisas.-
Acercó su mano a mi frente, y apartó un mechón. Odiaba enamorarme de él sin darme cuenta.
- Esos salvajes. Te golpearon muy fuerte, eran tres, cobardes. - Noté como su mano hacía un puño, estaba molesto. - Si hubiese llegado antes. . .
Coloqué mi mano sobre su puño.
- Descuida. - Sonreí apesar del dolor. - Llegaste justo a tiempo.
El doctor dijo que tienes tres costillas fracturadas. . . También tienes hematomas en el abdomen, las piernas y la espalda, y golpes en la cara. . . - Sus ojos comenzaron a llorar. Maldición, aún cuando lloraba se veía bien.
- Llegaste en su momento, no sé que hubiese pasado si no hubieras llegado. - Traté de sonar conciliador. Pero me equivoque de palabras.
- Te hubiesen asesinado a golpes. . . - Afirmó. Estaba triste. Joder.
- Pero me salvaste. - Limpie una descarada lágrima que se hizo notar. - Eres mi dulce Héroe. . .- Sonrió. Sonreí. Dolió.
Mi madre entró, ambos escuchamos abrirse la puerta, y vimos a mi madre pasar por el dintel de la puerta.
- ¿Qué pasó Diego? - Se acercó a mi, y me abrazó.
- Auch. Madre, madre, duele.
- Oh, sí, lo siento. - Se apartó. - ¿Qué pasó?.
- Sólo ha sido una buena golpiza madre, nada del otro mundo. - Traté de sonreír.
- Hay Diego. . .- Acarició mi mejilla con ternura.- Recuerdo cuándo eras un niño, siempre tan enérgico, peleando siempre, eras muy travieso. . . - Sonrió. Mi madre, era hermosa cuando reía. - y dime, ¿Quién es tu amigo?.
- Es. . . - Ahora que lo pienso, jamás me dijo su nombre. Y yo jamás se lo pregunte. Ahora era el momento.

Dulce & Amargo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora