¿Amargo adiós?.

210 22 2
                                    

Busqué a mi madre en toda la casa, pero no la encontraba en ningún lugar, busqué en todos lados, en cada rincón, pero parecía que no la encontraría jamás.
-¿Madre?, ¿qué está pasando?. - Mi pregunta se murió en el silencio, sin obtener respuesta alguna. - ¿¡Madre!?, ¿¡Qué está pasando!?.
Apenas entré a mi cuarto, noté que todas mis cosas estaban guardadas, cómo si alguien hubiese entrado y guardado todo por arte de magia. Seguramente habría sido mi madre, pero, ¿dónde estaba?.
- ¿Qué pasa?. - Temía lo peor. Alejarme de Adrián sin razón alguna. Me había enamorado, y jamás me di cuenta, hasta ahora que me hacía a la idea de no verlo. No sé cómo, o no sé porque, pero la idea de estar separado de él, dolía.
- Ah, has llegado. - Dijo la voz de mi madre, tras de mi. - Yo. . .
- ¿Qué está pasando?. - Pregunté sin darle tiempo de siquiera dar una explicación. - ¿Por qué está todo empacado?, ¿puedes darme una explicación coherente?, por favor. - Trataba de sonar tan amable cómo me era posible, pero no sé cuánto podría aguantar.
- Hijo, quiero que estes a salvo, no quiero pensar en que pasaría si esos maleantes volvieran a molestarte, o incluso golpearte aún más fuerte, no quiero pensar en lo peor. . . ¡Nos mudamos!.
- ¿Así cómo si nada?, ¡No pienso irme y dejar todo lo que he conseguido sin más ni más! - El rostro de Adrián, su sonrisa, todo él estaba en mi mente. Si algo así volvía a pasar, estaba seguro que el me salvaría.
- La decisión ya está tomada. - La voz de mi madre, estaba decidida, y no cambiaría de opinión. - Nos vamos mañana en la mañana, ya no hay nada que hacer. Tendrás que entender que lo hago por tu bien.
- ¡No me interesa mi bien!. - Quizá estaba hablando sin pensar, pero era la verdad, si estaba con él, nada importaba. Salvo, su sonrisa. - ¡Yo ni siquiera te importo!. - Podría sonar muy severo, pero era lo que sentía. - ¡Siempre te pasas todos los días fuera de casa!, ¡Nunca te veo!, ¡Te necesite cuando era niño, pero fue más importante.tu trabajo, y ahora me sales con esas tonterías!. - Estaba comenzando a llorar, comenzaba a odiarme a mi mismo al ser tan severo, pero no podía evitarlo, quizá porque lo amaba. - ¡Me largo de esta porquería!.- Aparté a mi madre quien me miraba atónita, casi boquiabierta, y con lágrimas en los ojos. Corrí cómo me fue posible, ignorando las palabras del doctor. 'No hagas movimientos bruscos'. Dolía, dolía demasiado, pero sólo quería salir, e irme, no concebía la idea no ver a Adrián, y no lo haría. Apenas estaba bajando las escaleras, me sentí tan mal, un dolor insoportable me tomó por todo el torax, el pecho, y las piernas. Me desmayé del dolor, y caí por las escaleras.
Adrián, ¿donde estás?. Te necesito. Por. . . Favor. . . Salvame. . .
Por favor. . .

Dulce & Amargo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora