¡ cinco !

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Hyunjin se había perdido.

Llevaba cerca de una hora caminando, había tomado mal una calle al llegar al centro de Seúl y se dió cuenta cuando pudo ver el centro comercial del lado este de la ciudad en la otra cuadra. Así que ahora había aumentado su recorrido de cinco kilómetros, a uno de casi ocho. Sus pies dolían y su sudadera ya estaba húmeda por el frío que hacía esa noche mientras caminaba por las calles aún transitadas, al menos ya había vuelto a orientarse y a tomar la dirección correcta, por lo que se esforzó en acelerar el paso hacia la casa de su hermano.

Al menos ya se había calmado y sus nervios habían desaparecido, su mente estaba en una especie de laguna con todo lo sucedido, seguro sus padres le estaban buscando incesantemente, pero él realmente no tenía ganas de contestar el teléfono y estar esa noche en su casa, así que se permitió ser egoísta y seguir caminando en el frío. Al menos podía pensar sin ser molestado por alguien.

Mordisqueó su labio, suspirando cansado y su mente repitiendo sin cesar su beso con Jeongin. ¿Le gustaba Yang más que un mejor amigo? No tenía idea, jamás se le había pasado por la cabeza aquello hasta ahora mismo. ¿Podría ser que sí? Era casi la única persona con la que se relacionaba y con la cual su lado más blando salía a la luz, y tomándolo desde esa perspectiva, no era tan imposible.

Tampoco se sentía como un heterocurioso, porque en realidad él nunca había definido su sexualidad y había vivido principalmente en una familia de mente abierta y con la relación homosexual de su hermano casi criándole. Así que no le interesaba ni le chocaba en lo más mínimo si le gustaba un hombre en vez de una mujer, y viceversa.

Lo que más le había impactado era el hecho de que su madre había sonado tan... ¿enojada, impactada, reacia? No sabría definirlo, pero no vió alguna reacción positiva y eso definitivamente le desánimo un poco. Pensar que si realmente resultaba ser gay y gustar de Jeongin y no tener el mismo apoyo que Chan sí, sólo por un capricho de su madre al verle con novia, era lo bastante cruel para dejarle resentido.

Y por otro lado estaba Jeongin, que al parecer era el asunto más grande para él.

Siempre había visto al pelinegro como alguien a quien había que proteger y cuidar, y nunca le molestó hacerlo, pero tampoco jamás lo había visto ni como un amor, ni como un hermano, ni nada. La repentina idea de besarlo había salido de la nada luego de admitir que el menor era precioso y ya, ya estaba, no había demasiada ciencia en eso y Hyunjin no se iba a complicar demasiado porque al parecer recién se estaba enterando de su existente gusto por su mejor amigo y dejaría que todo pasara como tuviese que pasar, eso sí, ni loco dejaba que su amistad se terminara.

Y en todo caso, Jeongin le había correspondido más que gustoso aquel torpe beso, por lo tanto, algo debía haber, ¿no?

Recordó el tibio tacto de los delgados labios ajenos contra los suyos, era su primera vez besando pero podía jurar que no había sido tan desastroso. Los belfos rosas de Yang sabían a galleta y se habían complementado tan bien con los suyos que su rostro se había calentado y el deseo de seguir había estado, y si Hyunjin tuviese la oportunidad de besarlo de nuevo, lo haría con gusto, aunque lo dudaba mucho conociendo lo tímido y avergonzado que era el menor.

Hwang sólo esperaba que su conexión con él no se viera rota, o no se lo permitiría.

Lloriqueó cuando pudo divisar la casa pequeña de Minho y Chan doblando en esa calle, por lo que se apresuró agotado hacia la entrada y, sin pensarlo dos veces, tocó el timbre casi con desesperación. Sólo bastaron un par de segundos para escuchar pasos dentro acercándose a la puerta, y la figura de Minho se dejó mostrar al abrir.

— ¿Hyunjin-ah? —alzó la cabeza ante el llamado, seguro Lee aún no sabía que había escapado de casa por la confusión de su tono— ¿Qué haces aquí? Dios, pasa antes de que te congeles.

── clumsy and shy boy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora