── clumsy and shy boy !

¡ extra !

A Jeongin le gustaba mucho despertar con Hyunjin, en especial cuando él despertaba primero.

Hwang era de esas personas que buscaban algo para sujetar mientras dormía, así que siempre terminaba enroscado al de rubios cabellos en la noche y tirándolo cerca suyo. Hyunjin estaba pacífico, la mayoría del tiempo lo estaba con Jeongin, pero en esos momentos podía tomarse la libertad de mirarlo todo el tiempo posible sin ser cuestionado o sentirse presionado por alguna cosa tonta.

Yang estaba calentito, no quería mover ni un dedo por temor a que su novio despertara y quería detener el tiempo para poder quedarse así en la cama en vez de levantarse para el instituto. La conversación de la madrugada seguía rondando en su mente pero no como algo pesado; estaba aliviado de que todo haya resultado bien y aún algo sensible por lo paciente y comprensivo que el mayor era con él, aún no sabía qué hizo para merecer a alguien como él en toda su vida, y nunca podría retribuirle todo lo que hacía por él hasta quedar satisfecho, pero al menos esperaba que siempre fuera así, siempre tener a Hyunjin a su lado.

Apretó los labios, le daba algo de miedo decirle asus amigos que en realidad el pelirrojo era su novio, pero ya no era momento de ocultarlo o arrepentirse, no iba a dar marcha atrás respecto a esa decisión, y si sus amigos no aceptaban que era gay, entonces se alejaría de ellos junto a su novio, porque todo era nada al lado de Hyunjin, Jeongin no ponía en duda toda la voluntad que tenía para estar junto a él.

Se acurrucó contra el mayor, colocándose casi encima para acomodarse en su pecho y poder seguir durmiendo el poco rato que quedaba antes de levantarse e ir al instituto. Aspiró con fuerza, sintiéndose protegido y seguro en la habitación del mayor y oliendo su típico aroma, el pensamiento a futuro de las miles de situaciones que pueden pasar quedando encerradas en un baúl de su mente para poder disfrutar en paz a su novio durmiendo con él, no quería que la ansiedad le pasase la cuenta, quería estar relajado y en paz, así que intentó con todas sus fuerzas no sobrepensar las cosas ni autosabotearse hasta la desesperación.

Luego de un rato, despertó nuevamente ya amaneciendo, con Hyunjin levantado pero en pijama aún, sentado a un costado de su cabeza y haciéndole cariño en el cabello en silencio.

— Hola, bonito, ¿cómo amaneciste? —preguntó su novio con una sonrisa, Jeongin sintió su pecho calentarse con esa simple pregunta, estaba muy enamorado.

Pensando un poco su respuesta, sonrió de vuelta.— Muy bien y muy listo para decirle a todos que eres mi novio.

El rostro de Hwang se descompuso en una mueca sorprendida que le causó gracia, pero que duró tan poco antes de que esos dientes blancos aparecieran en una sonrisa, los ojos se entrecerraran y esa nariz se arrugara con ternura, amaba causar cosas en Hyunjin y ver su rostro teñirse con distintas emociones.

En un silencio lindo y cómodo, lleno de risitas tontas que a veces rompían aquello y cariños inocentes entre ambos, se prepararon para ir al instituto, Jeongin agradecía que la ropa del pelirrojo fuese de su talla y que este tuviese un cuaderno restante, cuando llegó de madrugada ni siquiera había pensado en que tenía instituto en la mañana, demasiado concentrado en hablar con Hyunjin para pensar en otra cosa.

Desayunaron con el mismo ambiente, Yang disfrutando de la sopa caliente de la señora Hwang antes de partir al frío e ir hacia el instituto con el mayor tomando su mano con firmeza mientras le acomodaba la bufanda mal puesta.

El rubio iba suspirando mientras caminaban, inevitablemente sintiéndose algo asustado y nervioso que hasta su mano, a pesar de no estar tibia, comenzó a sudar; Hwang se dió cuenta de eso, dándole apretones suaves y acariciando el dorso de su pálida mano con el pulgar. Todo iba a estar bien, tenía dieciséis años, podía superar el miedo de salir del closet frente al instituto, con Hyunjin a su lado todo era posible. Por mientras, iba pensando en cómo decirle a sus amigos, todo para ir preparándose porque se conocía, podía ponerse a llorar o trabarse entero al hablar, era mejor ir preparado.