[𝟕]

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Luz siguió la misma rutina de todos los días, pero esta vez tan pronto término los quehaceres de la casa se metió a la ducha para darse un baño de agua tibia y se cambió.

Quería ver a sus padres pues desde que se había mudado no los había visitado y moría de ganas de mostrarle a su madre como se movía su bebé.

Iba a salir cuando miro a Odalia peinando a Emira con cariño, no dijo nada y siguió su camino.

—¿A dónde vas? — le preguntó la mayor, okey, no iba a ser tan fácil salir de ahí. Luz aún estaba molesta por lo de anoche.

—Iré a ver a mis padres.

—¿Amity te dio permiso?

Luz arrugo el entrecejo, "perdón ¿qué?" quiso decirle.

—¿Por qué Amity tendría que darme permiso?, ella no es mi dueña.

—No se trata de ti Luz, no todo gira alrededor tuyo, me guste o no llevas a mi "nieto"— Odalia hizo unas comillas — no puedo dejarte ir por ahí así nada más, además muéstrame tus bolsillos.

—¿Mis bolsillos para qué...?, oh, cree que me he robado algo.

— Después de lo de anoche no sé qué pensar y no sé si puedo confiar en ti.

Emira se hizo bolita alejándose poco a poco. Lo menos que quería era meterse en la disputa de ellas. Mejor lejos.

Luz apretó los puños con indignación.

— Está bien, ya entendí que no le agradado pero el sentimiento es mutuo así que no se preocupe, no me he robado nada, soy pobre, pero soy una persona decente.

— Una persona que enreda a una joven para casarse con ella no puede ser alguien decente — Odalia tomó del jugo de naranja que tenía en sus manos como si no hubiera dicho nada malo o fuera de lo normal.

— váyase a la mierda — le respondió Luz mostrándole el dedo de en medio.

Odalia abrió grande sus ojos con indignación — viste, esa niña no tiene modales.

Luz había salido demasiado rápido como para que pudiera sermonearle.

Emira sólo miro hacia otro lado sin decir nada.

Luz estaba A punto de ponerse de rodillas y rogarles a sus padres asilo. Amaba a Amity pero no soportaba a su suegra.

Fácilmente podría ir hasta la habitación de su suegra mientras dormía y ponerle una almohada en su cara para asfixiarla.

Pero no hizo nada, sonrió a sus padres, les dijo que todo estaba bien y que era feliz y dejo que el tiempo corriera lo suficiente para que se le hiciera tarde y no tuviera que regresar a casa al menos esa noche.

La Casada Casa Quiere Donde viven las historias. Descúbrelo ahora