La Casada Casa Quiere

[𝟒]

—¿Por qué estás llorando? — le preguntó Amity bastante preocupada.

—Tú ya no me quieres porque estoy gorda y fea — Luz le afirmó sin ninguna duda que hizo fruncir el entrecejo de Amity.

—¿Qué dices?, ¿de dónde sacas tantas tonterías? — Amity se acercó a ella y le dio un abrazo —yo te quiero, nunca voy a dejar de quererte, y no estas gorda, estas embarazada.

—¿Vas a quererme siempre? — Luz hizo un tierno puchero infantil.

—Por supuesto, que me parta un rayo si miento— Amity alzó los brazos y los bajo cuando nada paso.

—Entonces, ¿por qué no tenemos sexo?

Amity se puso roja como un tomate.

—No voy a tener sexo en la casa de mis padres, tú haces mucho ruido— Amity le pellizco la nariz — Mi madre se va a dar cuenta si dejamos fluidos en la cama.

—Yo lavare la ropa mañana, no hay problema.

Amity la miró seria — sé que eres muy buena persona y no sabes decir no pero no dejes que mamá te ponga a hacer muchos quehaceres y no cargues mucho peso, no quiero que nada te pase ni a ti ni a mi hijo.

Luz asintió — está bien, no hay problema, algo tengo que hacer ahora que deje la escuela.

—Pero no hagas cosas que requieran mucho esfuerzo ni peligrosas.

—No lo haré, ¿entonces podemos tener sexo?, no haré ruido te lo aseguró.

Amity asintió — pero será en el baño, en verdad no quiero que mi madre se dé cuenta o va estar molestándome.

Luz asintió un poco más relajada.

[...]

Si Luz se había sentido sóla el primer mes, ahora mucho más porque Amity se había conseguido un trabajo y ya casi no la veía, la menor se iba a la escuela en la mañana y en las tardes a su trabajo por lo tanto regresaba en la noche cuando ya estaba durmiendo.

Se levantó como de costumbre y plancho el uniforme de Amity, tendió la cama, limpió el polvo y barrió, luego fue hasta el cuarto de los padres de Amity y limpió también, era algo que ya estaba acostumbrada a hacer porque quería ser acomedida y no un estorbo.

Odalia la miró mientras limpiaba, la señora siempre vestía bien, aunque eran pocas las veces que salía de casa, para los ojos humildes de Luz, Odalia era bonita y elegante.

—Limpia el cuarto de mi hija mientras término de cocinar, ella regresa  hoy y quiero que esté limpio.

Luz asintió y miró a su suegra bajar de nuevo a la cocina.

El cuarto era muy bonito, tenía un color verde en las paredes.

Cambió las sabanas y quitó todo el polvo, también acomodó sus maquillajes y peluches y finalmente el armario donde había mucha ropa y zapatos de marca.

Luz sabía que la familia de Amity no era de baja clase social como ella, pero a veces creía que era demasiado.

Desayuno cereal con leche porque no tenía mucha hambre y lavó mañana ropa.

Miró a Odalia limándose las uñas y suspiro.

"Dios dame paciencia"

— Luz — el señor Alador le habló y la menor puso atención — vamos a tener una cena familiar hoy, van a venir unos amigos, tal vez quisieras que te compre algún atuendo.

Luz no tenía nada en contra con el padre de Amity, al contrario, el hombre era amable y modesto sin embargó aquel comentario le hizo sentir un poco mal.

—No es necesario señor Alador — Luz negó.

—¿Estás segura?, puedo comprar ropa para embarazo muy bonita.

Luz volvió a negar —aún me queda mi ropa.

—Sólo deja a la niña hacer lo que quiera— Odalia le dijo a su marido.

Luz volvió a suspirar y subió a la habitación para cambiarse.

Humillación, Luz jamás se había sentido tan humillada.