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Amity frunció el entrecejo al encontrar el departamento sin una gota de luz, según lo que le había dicho quien se la vendió tendría que pagarla hasta fin de mes, quedaban dos semanas para eso, se acercó al
interruptor y lo prendió.

—!Sorpresa!— gritó Luz, se veía feliz y animada con una gran sonrisa adornando su rostro.

Amity también sonrió con ganas al verla —¿qué se supone que celebramos hoy?— dijo cuando vio la pequeña mesa redonda, había un pastel de chocolate en medio, pequeño pero suficiente para las dos, un plato desechable con pollo asado y un refresco de limón.

—Que tenemos un nuevo hogar, salí a comprar esto en la plaza que esta a unas cuadras, no fue muy caro aunque tendremos que comer sin platos espero no te moleste.

—Si no te molesta a ti, a mi menos- Amity se sentó en la silla de plástico después de darle un beso a Luz — este lugar necesita muchos arreglos, pero tendré que hacerlo poco a poco por la falta de dinero, aunque saldré a comprar trastes y un gas para poder cocinar.

—Ya verás saldremos adelante, tú, yo y nuestros bebés- sonrió —ya quiero que nazcan.

—Yo también.

[...]


Luz miró con ojos soñadores la habitación de color amarillo y verde limón, en medio se apreciaba una grande cuna, en una esquina un estante con juguetes y en otra un ropero donde habían puesto toda la ropita, aunque aún faltaban varios arreglos al departamento prefirieron empezar por arreglar la habitación que sería de sus bebés cuando tuvieran la edad para poder dormir solos.

Había dicho a sus padres que se habían mudado y ellos no se tomaron mucho tiempo en ir a visitarlas, la pintura fue un regalo de ellos además de algunos muebles viejos y sabanas que ya no ocupaban.

Alguien tocó su puerta y cuando abrió sonrió a su visita —¡Hunter! — lo abrazo fuertemente y con cuidado por su estomago de siete meses —¿cómo has llegado hasta aquí?

—Le pregunte a tus padres— Hunter se rasco la nuca — he estado buscándote, todos en la clase han estado enojados conmigo porque no hemos recibido señales tuyas además de tus mensajes, yo fui a visitarte a casa de Amity pero nunca estabas.

Luz frunció el entrecejo —pasa, hablemos adentro.

Amity estaba feliz porque podía pasar tiempo con Luz después de días duros de trabajo por fin le habían dado un descanso y la habían dejado salir temprano.

Entró a su departamento y se quedó quieta viendo a Hunter.

—¡Hunter!— gritó y fue hasta él, Hunter se levantó y ambos se abrazaron - tiempo sin verte —dijo feliz — espera... eso que tienes ahí es una arruga.

Hunter le dio un puñetazo en el estomago que le hizo doblarse —estoy seguro que me veo más joven que ustedes.

—no lo creo amigo puedo ver tus canas.

—es tinte — se excuso Hunter, luego se cruzó de brazos mirando a Luz indignamente —estoy molesto con ambas, desaparecieron sin decir nada.

—Yo no desapareci, aún hablo con mis compañeros de salón y bueno Luz ya casi no puede salir por el embarazo... ¿por cierto quieres tomar algo, agua, una cerveza?

—No gracias.

—En todo caso, el salón quiere ayudarlas, supongo que ahora que están viviendo solas necesitan algo de ayuda, hicimos una colecta haciendo un bazar y logramos conseguir esto— Hunter le paso un sobre amarillo a Amity — para lo que necesiten.

Luz negó — no podemos aceptarlo.

Hunter la ignoró falsamente y lo dejó en la mesa.

—Upps miren la hora, es momento de irme, BYE... Amity cuida a mi chica— le dijo antes de salir corriendo.

—¡Es mía ahora!— le gritó Amity desde la ventana — se fue...— le dijo a Luz — sé que no quieres aceptar el dinero porque no quieres que ellos sientan lastima por ti, pero no lo veas de esa forma, ellos te aprecian y lo hacen porque te aman- Amity apretó las mejillas de Luz —¿quién no te ama?

La Casada Casa Quiere Donde viven las historias. Descúbrelo ahora