T/C: "Amargo como café". Edad: 17 años. → ¿Que pasaría si... Cinco con las indirectas.
(Cinco)
Toqué la puerta de Ocho, esperé unos segundos hasta escuchar unas pasos resonar por el suelo de madera.
La puerta se abrió dejando ver a una Ocho con ojeras y desde lejos se puede ver su mal humor.
- Largo.- me cerró la puerta en la cara. Solo rodé los ojos ante tal comportamiento infantil y me teletrasnporte a su recámara donde esta estaba acostada nuevamente en su cama.- Te dije que no quiero hablar con nadie.
- Agh, vamos Ocho. No es para tanto.- me senté en una silla cercana a su escritorio.
Decía que no era para tanto, cuando era todo lo contrario.
- Tengo el corazón roto...Claro, no es para tanto.- soltó una risa sarcástica.
Bueno, según por los chismes de los chicos. El crush de _______ la rechazó de forma indirecta pero eso bastó para que Ocho empezara a odiarlo, al igual que yo.
- Mira, te invito a Griddys.- le sonreí pero aún no levantaba la cabeza de la almohada. Al estar boca abajo, no vió mi sonrisa.- Bien, así lo querías.- me levanté y la tomé de los pies para jalarla fuera de la cama.
- Agh, Cinco.- empezó a sollozar.- Déjame en paz.- me golpeó con la almohada haciendo que la soltará, pues empecé a acomodarme mi cabello.
¿Que?. Tengo que estar presentable siempre, ok.
- Demonios _______. Olvida a ese estúpido, tienes y tendrás mejores oportunidades en el futuro.- comenté reconfortante.
Aunque el fondo de mi corazón, esa idea dolía como el verdadero infierno.
- Es que yo lo quería...- se volvió acostar para seguir llorando. Bufé acostándome a su lado, milagrosamente y rara de su parte; rápidamente se levantó.- Vete de mi cuarto.
- Diablos ______, solo quiero apoyarte pero no te dejas caramba y me pones de malas también.- admití.
- ¡Pues nadie te pidió tu ayuda!.- gritó molesta, suspiró y mejor decidió ver hacia la ciudad por la ventana.
Solos asentí levemente.
- Ojalá y puedas olvidarlo.- susurré cerca de su oído.- Ojalá y yo pueda estar ahí para ver cómo vuelves a brillar como siempre lo hacías. Y no sabe cuánto maldigo el día en el que te enamoraste de ese tipo y no de alguien que si te merecía.- admití.
- ¡Diablos Cinco!. ¡Yo no maldigo nada!. Haberme enamorado de él fue lo mejor que me pudo haber pasado.- sollozó.
¿Y luego los hombres somos los bipolares?.
- ¿Quien de demonios te entiende?.- me crucé de brazos molesto.
- Todos menos tú....- chocó su dedo índice contra mi pecho varias veces y de forma enojada.- ¡Todos menos tú!.- volvió a repetir.- Te apuesto todo a que ni siquiera te diste cuenta en el momento en que me partiste el corazón.- bufó molesta.
Ahí comprendí todo. Mierda, si que los hombres somos pésimos para las indirectas. Todas esas pijamas, las palabras lindas, detalles, el café de las mañanas....Todas eran unas maravillosas indirectas. Y yo solo, le rompí el corazón al decir que no amaba ni amaría a nadie, pues eso solo era utilizado para mercadotecnia.
- _______ yo...
- Al diablo Cinco. Hay que normalizar decir los sentimientos por más que no sean correspondidos.- sonrió sarcástica.
Todo esto lo había soñado, pero el miedo me carcomía. Ahora qué había llegado, la estaba cagando.
- ¡No, ______!. Si tan solo me hubieras dicho todo desde el principio....
- El hubiera no existe. Te pido que te retires, quiero estar sola.- señaló la puerta.- Además, ¿No eras inteligente?. Al parecer el ego te ganó. Eres amargo como el café.- escupió.
Cuando menos lo sentí, todos mis sentidos se desconectaron, no sentía brazos ni piernas, no tenía control de ellas...Así fue como la terminé besando por primera vez.
La primera de muchas, no era tan amargo como el café. Mi lugar feliz se volvió entre sus brazos...
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•°•☕•°•____________________ No se te olvide votar para más. Más historias en mi perfil. Probablemente esté capítulo ya lo has leído en este libro, esto se debe a qué lo estoy modificando uniendolo con el de Aidan, gracias por su atención. ✨
