𝟔𝐭𝐡 𝐒𝐮𝐧𝐬𝐡𝐢𝐧𝐞

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The man who met the sun

Su primer día de trabajo

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Su primer día de trabajo. ¿Podía acaso creérselo? Después de salir de la universidad y demostrarle a su viejo abuelo cascarrabias que podía ser un gran cocinero, ahora tenía su primer día de trabajo en su restaurante favorito... y no era un restaurante cualquiera, sino el de sus sueños. El gran All Blue. El restaurante más famoso de toda la ciudad.

Le había demostrado su valía a su abuelo, ahora era el momento de demostrárselo al mundo y a sus (futuros) comensales.

Soltó una risita nerviosa antes de silbar camino al restaurante. Su pecho se encogió por los nervios, pero algo dentro de él le dijo que todo iba a estar bien. ¡Por supuesto! ¡Iba a llegar a ser el mejor cocinero de todo el país!

Al ver un coche aparcado cerca, se acercó y, sonriendo a su reflejo, se acomodó un poco el flequillo. Una vez que se vio perfecto, amplió su sonrisa y se fue, acelerando el paso para no llegar tarde, pero aún silbando una alegre melodía.

Mientras tanto, el dueño del coche que Sanji había usado como espejo, bajó la ventanilla y miró hacia afuera, ligeramente sonrojado. Había aparcado el coche hace un rato, y había comenzado a limpiar el desorden que su mejor amigo le había dejado la noche anterior, cuando se sentó en la parte de atrás.
Cuando Zoro se recolocó en el asiento del conductor y vio al hermoso rubio acicalándose, pudo jurar que su corazón dio un vuelco.

Esos ojos azules, con el color del océano más profundo, parecían mirarlo fijamente (aunque en el fondo sabía que, debido a los cristales tintados, no lo podía ver), esa piel pálida, aparentemente de suave marfil, estaba teñida de los más lindos rosas y sus labios regalaban una sonrisa alegre, nerviosa y especial.

Zoro no conocía a este hombre en absoluto, pero podía jurar por su honor que parecía ser un ángel. O el ser más puro que sus ojos pudieron haber contemplado.

En un acto de puro impulso, trató de salir por la ventana para intentar de alcanzar a aquel hombre que se alejaba sin remedio. Sin embargo, un rubor furioso se asentó en su rostro cuando se dio cuenta... de que estaba atascado. ¿Por qué no había usado la puerta como la gente normal? Ahora, para colmo, estaba llamando la atención de los transeúntes, pero él, con solo una mirada seria, hacía que no quisieran reírse.

No obstante, en el mismo momento en que se sintió desatascado, se dio cuenta de dos cosas: que casi había roto el vidrio de la ventana y que el rubio desconocido le observaba, con una expresión extraña (pero divertida).

Cerró la ventanilla lo más rápido que pudo y se encogió en el asiento, cubriendo su rostro que, de repente, ardía. "Fantástico", pensó, "Buena manera de impresionar al extraño que casi te roba el corazón", suspiró, acariciando su rostro con ambas manos y una mueca de disgusto.

Mentalmente deseaba no volver a cruzarse con él (aunque en el fondo eso lo entristecía)... pero, en ese momento, recibió un mensaje de su mejor amigo, quién lo sacó de su crisis mental. Cuando leyó el mensaje, suspiró, arrancó el motor y se unió al tráfico para ir en busca de su amigo...

Quien lo había invitado a comer a su restaurante favorito: All Blue.

Quien lo había invitado a comer a su restaurante favorito: All Blue

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𝐄𝐥 𝐛𝐚𝐮𝐥 𝐝𝐞 𝐀𝐩𝐨𝐥𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora