Capítulo 6.

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Atanas

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Atanas.

Había muchas cosas en las cuales debía pensar, mi mente estaba llena de caóticas ideas. Sobre mi ninfa de ojos color oro. Debía al menos dejarla de lado por ese día, era un día especial.

Mi confesión bailaba burlándose en lo más profundo de mi mente, mis palabras resonaban en bucle junto con aquel calor angelical que había deseado guardar para siempre.

— ¿Y cómo te fue con Hada?— maldije mentalmente cuando mi eterno amigo la trajo de nuevo a mis perturbados pensamientos.

—No la menciones, por favor. —Mire al cielo en busca de algo para calmar mi mente.

—Pero, hermano. —Me regalo una sonrisa cómplice. —No te voy a pedir los sucios detalles, solo quiero que me digas cómo te sientes. —Me golpeo suavemente con el codo.

—No lo hice.

— ¡¿Qué?!— abrió los ojos. —Debes estar bromeando, la tenías solo para ti y no lo hiciste.

—Volvió a escapar. —Mentí, me apenaba toda esa situación. Era imposible que a mí, a Atanas Kilov se le escapara más de una vez una presa, y aún peor, que yo la hubiera dejado escapar.

Ahogo una risa.

—Ya cállate, idiota. —Empuje su cara con la palma de mi mano y sin más, entre con calma a aquel edificio.

Siguió mis pasos.

— ¿Por qué eligió este lugar?— el lugar se veía viejo, descuidado. Era uno de los edificios más antiguos de la ciudad, a diferencia de otros, este estaba completamente deshabitado. Incluso se había pensado en demolerlo por completo.

—Tal vez sea para no llamar la atención, sabes que a Padre no le gustan los lujos.

Nuestra comunidad se reunía cada mes o antes, dependía de Padre, nuestro Padre. La persona que nos convirtió a todos, quien normalmente iba donde nosotros íbamos. De él aprendí a cómo sobrevivir en el mundo, y como fluir con sus cambios, le veía el haberme salvado la vida, había jurado hacer cualquier cosa por él.

Cada tanto crecía el número de vampiros bajo su mando, aunque lo cierto era que hacía pocos meses que no llegaba uno nuevo. Padre estaba enfermo y no parecía mejorar pese nuestro esfuerzos.

Caminamos por la oscuridad hasta que unas luces nos guiaron a lo que parecía ser una puerta desgastada en el segundo piso, la abrimos con cautela, aunque el rechine de esta no ayudó mucho a mantener el silencio.

Nos encontramos con un pequeño auditorio, acondicionado con un pequeño escenario y una fila de gradas. Reconocí la mayoría de rostros dentro, todos estaban divididos en grupos o parejas, hablando entre sí, ignorando a todo aquel que entrará por las puertas.

Normalmente, Padre nos pedía que viviéramos en parejas o grupos, decía que nunca ninguno de nosotros debía estar solo. Así que, cada uno había elegido a su amigo o compañero, era así como vivíamos.

You'll Be Mine Forever [+18] [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora