Capítulo 6

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Harry alargó la mano y volvió a ponerla en el hombro del hombre, adivinando correctamente dónde estaba. Se estremeció ligeramente cuando el suave cuero tocó sus pelotas. Se aplicó una suave presión sobre ellos y fue lo suficiente para que Harry aspirara una bocanada de aire y la retuviera.

-Dime, muchacho, ¿es esto algo que realmente quieres?-, preguntó el hombre con voz bastante firme.

Los ojos de Harry se abrieron de golpe y el miedo corrió por sus venas. Buscó en su mente una respuesta, pero no entendió realmente la pregunta. El hombre percibió la vacilación de Harry, así que continuó.

-¿Te gusta ir a ese club? ¿Allí dentro, con todas las habitaciones llenas de humo, los olores rancios y los hombres desnudos, manoseándote como si fueras un trozo de carne más? Y tú... los manoseas a cambio, queriendo algo más, pero ni siquiera sabes qué es lo que realmente quieres-.

El hombre hizo una pausa. Harry se quedó muy quieto, pendiente de cada palabra que el hombre decía.

-¿Es eso suficiente para ti? ¿Satisface tus necesidades? ¿Tus deseos?- El hombre volvió a hacer una pausa. -¿Lo es?-.

Harry parpadeó repetidamente tratando de ver desesperadamente a este hombre. ¿Quién era? Un mago, eso era algo que Harry sabía. Pero, ¿quién? Su voz no le resultaba familiar, pero algo en su tono sí. El hombre soltó con cuidado los testículos de Harry, volviéndolos a colocar en su sitio. Se levantó y volvió a acercarse a la cara del joven.

-¿No quieres a alguien que te conozca? ¿Que conozca tu cuerpo? Que sepa lo que necesitas. Que sepa exactamente cuáles son tus límites-. El hombre se inclinó hacia el cuello de Harry y susurró -y te empuje más allá de esos límites-.

La voz era tan embriagadora para Harry que, sin darse cuenta, la parte superior de su cuerpo se balanceaba ligeramente. El hombre sonrió en la oscuridad y sus manos en la cara de Harry se movieron junto con él.

-Si me dices lo que quieres, te lo daré-, prometió.

Harry suspiró profundamente y se aclaró la garganta. -¿Por qué?-.

-¿Por qué querría hacer esto?-.

El hombre sintió que Harry asentía.

Susurró muy suavemente en la garganta del chico -Porque lo disfrutaré. Disfrutaré viendo cómo te corres por séptima vez-.

-Oh, dioses...-

-Quiero ver cómo te retuerces debajo de mí, suplicando tocarme pero sin poder hacerlo. Mirar tu cara cuando esté empapada de lágrimas por el dolor que soportarás por mis manos. Y luego abrazarte y consolarte cuando haya terminado-.

Harry estaba temblando violentamente ahora y no era por el miedo. El hombre lamió la marca de la mordida de Harry mientras acariciaba la cara del Gryffindor.

-Sí-, dijo Harry en voz baja.

El hombre se apartó, lo suficiente como para quedar frente a frente con él. -Sí, ¿qué?- El silencio. -Necesito que lo digas. Necesito tu permiso antes de hacer nada-.

-¿Mi per-permiso?- Harry se estremeció con incredulidad.

-Por supuesto. No haré absolutamente nada sin tu consentimiento-.

-Pero pensé que querías...-

-Sí quiero. Y es lo que quiero. Pero es tu decisión. Tu elección-.

-Sigo sin entender-, dijo Harry mientras entrecerraba los ojos. Seguía sin poder verlo. -¿Cómo puede depender de mí cuando eres tú el que...?-

-Castigar-, ayudó el hombre a Harry ante su falta de palabras.

-Gracias. ¿Castigándome?-.

-Porque es lo que quieres-, dijo claramente el hombre. -Y estaré muy dispuesto a dártelo-.

Harry pensó largo y tendido. ¿Era esto lo que quería? ¿Ser castigado? ¿Por qué alguien querría eso? ¿O necesitarlo? Harry se mordió el labio inferior y arrugó la cara en señal de confusión. ¿Qué quería?.

La voz del hombre rompió el hilo de pensamiento de Harry. -Es evidente que no sabes lo que quieres. Será mejor entonces que me vaya-.

El hombre alto retrocedió y acarició el rostro de Harry por última vez y el muchacho se inclinó hacia él.

-Espero que encuentres lo que buscas-.

Harry sintió que el hombre se volvía y su cara se enrojeció de pánico.

-¡Espera!-.

El hombre tenía un guante en la manilla de la puerta, preparado para girarla. Se detuvo y, sin siquiera mirar por encima del hombro, preguntó -¿Sí?-.

-Sí quiero. Sí quiero esto-.

¿Qué estaba diciendo? ¿Realmente quería esto?.

Oyó al hombre suspirar. -Me duele decir esto, pero no. No estás preparado-.

Harry se enfureció de repente. -¡No me digas que no estoy preparado! Sé cuándo lo estoy-.

El hombre caminó los pocos metros que quedaban hasta Harry y volvió a colocar su suave guante contra la mejilla de Harry.

-No quise decir que no estuvieras listo para lo que secretamente deseas. Sólo quise decir que no estás preparado para decidir-.

Harry suspiró aliviado, pero sabía que el hombre tenía razón.

-Tienes hasta el sábado. Estaré en el club. Esperaré tu decisión entonces-.

Harry asintió agradecido y dijo -Sí, es justo-. Necesitaba tiempo para pensar.

-Cierra los ojos y no los abras hasta que me haya ido. ¿Entendido?-.

-Sí-, dijo Harry en voz baja mientras cerraba los ojos.

Se estremeció una vez cuando unos suaves y cálidos labios saludaron a los suyos. Las manos de Harry se precipitaron inmediatamente a la cara del hombre, pero éste las atrapó rápidamente y levantó los brazos de Harry por encima de su cabeza mientras lo besaba. Harry gimió en su boca y gimió cuando lo dejaron.

-Realmente necesitas aprender a tener paciencia-, dijo el hombre con suficiencia. -Ahora cierra los ojos y mantenlos cerrados-.

Harry apretó los ojos cuando le soltaron los brazos. Sintió una brisa fresca cuando la puerta se abrió y luego se cerró. Abrió los ojos y se hundió en el suelo.

-Sábado-, reflexionó el chico.

THE KINKINESS OF HARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora