Capítulo 7

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Harry Potter no podía esperar a que llegara el sábado. Ya sabía su respuesta esa noche, pero tenía que esperar a ver al hombre de nuevo. Además, tenía que recuperarse de la presencia del hombre. Así que lo único que podía hacer ahora era esperar. Y esperar. El hombre tenía razón; Harry no tenía paciencia y, por eso, los últimos dos días parecían alargarse y no había hecho mucho en el trabajo. Esta falta de motivación no pasó desapercibida para su jefe, Arthur Weasley, así que cuando Harry llegó el viernes, Arthur se enfrentó a él, educadamente por supuesto. El mago más joven se disculpó enormemente, asegurando al mayor que el lunes se pondría al día con todo el trabajo que había perdido. Arthur frunció ligeramente el ceño, pero aceptó su promesa. Al fin y al cabo, se trataba de Harry Potter.

Era la segunda vez que Harry era reprendido por sus acciones esta semana. La primera había sido por su comportamiento poco profesional con Lucius Malfoy y, de mala gana, Harry aceptó disculparse con el rubio aristócrata la próxima vez que lo viera. Poco sabía Harry que sería más pronto que tarde.

Harry estaba terminando su informe semanal, cuando una voz familiar interrumpió su informe sobre "Los peligros del mundo mágico".

-¿Sr. Potter? ¿Puedo hablar con usted un momento?-.

Maldita sea.

Harry suspiró y apretó los dientes. Apartó la vista de sus notas para ver a Lucius de pie en la puerta de su despacho. Al no estar preparado para esta reunión, lo único que pudo hacer fue asentir.

-Perdóname por interrumpir tu trabajo, Harry-, comenzó el señor Malfoy y Harry hizo una mueca al ver que su nombre de pila era utilizado tan libremente por este... hombre. -Lamento profundamente no haberme puesto en contacto con usted a principios de esta semana para comentarle mi reciente información-.

Harry se encogió de hombros y murmuró que estaba bien.

Lucius apenas asintió con la cabeza y continuó. -Fue muy grosero por mi parte y debería haberme puesto en contacto contigo antes-.

Harry cerró los ojos y respiró profundamente; tratando de encontrar el valor y la voluntad para hacerle saber a Malfoy que lamentaba la forma en que había actuado hace dos días.

Harry apretó los labios con fuerza y tomó una bocanada más de aire. -En realidad, tengo intención de escribirte una carta para decirte que siento la forma en que te traté el otro día-, dijo con decisión.

Lucius enarcó las cejas y ladeó la cabeza como si no tuviera ni idea de a qué se refería Harry.

Ignorándolo, el chico de pelo oscuro volvió a hablar. -No debería haberte tratado de esa manera y... y estoy... arrepentido-.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios del señor Malfoy y asintió una vez. -Se lo agradezco, señor Potter. Está olvidado-.

Harry enarcó una ceja, preguntándose por qué Lucius no estaba tan molesto como creía que estaría. Esto no era propio de él. ¿De verdad había cambiado tanto? ¿Le había sucedido algo que le hiciera ser tan complaciente e indulgente? Harry trató de alejar ese pensamiento y luego le dedicó al rubio una sonrisa fruncida mientras intentaba parecer agradecido. Lucius le dedicó otra pequeña inclinación de cabeza antes de darse la vuelta para marcharse.

-Señor Malfoy-, dijo, deteniendo al hombre en su camino. -Quizá podamos vernos la semana que viene. Yo...-, tropezó. -Estoy deseando hablar con usted-.

Lucius le dedicó una pequeña e incluso cálida sonrisa y se dio la vuelta para caminar por el pasillo. Los ojos de Harry lo siguieron mientras se alejaba; directamente hacia Arthur Weasley. El alto rubio se vistió con el sombrero, los guantes y la túnica y luego se despidió del señor Weasley con un apretón de manos. El joven mago siguió observándolo hasta que el hombre mayor se metió en la chimenea y desapareció. Harry parpadeó varias veces y volvió a concentrarse en su informe.

THE KINKINESS OF HARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora