21 Creo que te entiendo

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La noche había sido fogosa entre el señor de la casa y Anne. La oradora decidió, tras la confesión de Alucard, quedarse junto a la cama donde éste dormía. Descansó muy cerca del cuerpo de él. Un calor embriagador emanaba de Alucard, sobre todo cuando viró en dirección a Anne y ésta vio una incipiente erección matutina. Ella no le dio importancia, conocía lo suficiente el cuerpo masculino como para saber que aquello no tendría porqué ver con lo que habían estado haciendo por la noche, pero la verdad es que Alucard estaba despierto e inquieto.

No andaba del todo seguro en si abrir los ojos y verse de nuevo a solas, a pesar de la conversación con ella, o de si Anne habría accedido finalmente a quedarse a su lado aquella noche. Reuniendo fuerzas, hizo el esfuerzo de entreabrir los ojos, pues notaba el colchón viejo vencido por un lado y aquello significaba que seguramente alguien, Anne-Marie, sí que debía estar allí.

Sin ropa de oradora, sin su habitual trenza larga, desnuda y natural. Así descansaba a su lado y le miraba. Vaya que si la miraba. Si los ojos de aquella mujer pudiesen hablar... él bien sabía lo que podrían estar diciéndole de sobra.

Alucard sonrió a medias y Anne se sonrojó al ver que había sido pillada en medio de un descaro. ¿Tan directa estaba siendo? Le había permitido dormir en su cama, estaba junto a ella desnudo también y la vista junto con la luz del alba era de lo más agradable. Un ardiente calor subía desde el vientre hasta su garganta sin dejarla pensar con claridad.

–Bu-buenos días, Adrián –susurró casi inaudiblemente.

Alucard correspondió con otro susurro más bajo y ronco aún, parecía incluso intentaba evitar abrir la boca. Los colmillos, se negaba a enseñarlos por temor a asustar a los demás cuando se trataba de mostrarse afable. Quizá ya era un poco tarde para hacerlo con Anne pero, aún así, era un viejo hábito que no pudo evitar desquitarse.

–Annie... –dijo él, mientras se desperezaba y se aproximarse muy lentamente, como si incluso tuviese cierto miedo a ser rechazado por ella al acercarse.

Anne se mostró receptiva y movió despacio su cuerpo hacia donde estaba él, estrechando más aún la estancia. Si uno de los dos, en aquel momento, tuviese más miedo del otro... aquella cama se habría roto del susto que cada uno habría sufrido si la inseguridad hubiese sido la vencedora. Por suerte, Anne, sobre todo, supo contenerse.

Con arrojo abrazó a Alucard a la altura del cuello, estrechando tanto la distancia, que su cadera y su vientre estaba sumamente pegado a la pelvis de él.

El calor de aquel espacio estaba aumentando más todavía.

Anne miró a Alucard a los ojos directa, para inspeccionar si había reciprocidad por su parte. Apenas pudo parpadear cuando él la empujó tanto contra él que ya no había distancia alguna entre ellos, sobre todo cuando apretó sus labios contra los de ella.

Annie se dejó llevar por completo. Él de nuevo, con ella, excitado. Él y su cortina de pelo largo cayendo por delante mientras la besaba y le daba pequeños mordiscos allá por donde los labios de Alucard se paseaban. Un ligero gemido escapó de la boca de Annie provocando al señor de la casa una sensación de ir más allá.

Sin más preámbulo, Annie pegó su cadera junto a la de él, indicándole que estaba deseosa por unirse de nuevo.

–Adrián, oh... –gimió entrecortada.

Alucard empujó su cuerpo enérgico contra el de ella, penetrándola ardiente. Bombeó un movimiento como si fuese un péndulo que entraba y salía de ella hasta que Annie le apretó con sus manos por los brazos.

–¿Puedo...? –dijo, dando a entender de que ahora era ella la que quería marcar un poco el ritmo.

No había sido capaz de decir nada, pero había notado que él estaba un tanto hierático en cuanto a la postura de ambos y aquella dinámica no le estaba convenciendo del todo. Ella solía una persona de iniciativa, verse relegada sólo a un par de poses donde el poder de movimiento sólo recaía en él, le terminada por parecer incómodo, injusto y problemático. Para ella, el sexo, no quería que significase eso.

Cual fue la tremenda sorpresa de Annie al ver que Alucard, cual estatua de piedra se tratase, apenas percibió que ella quería cambiar la dinámica. No sabía si no quería o no la había oído. Los fantasmas del pasado volvían a aparecer, demasiado estaba consiguiendo ocultar su nerviosismo, el estar sereno, el no pensar en los momentos de cómo casi lo engañan y estrangulan. No. No... Annie no era eso. No podía ser cruel dejándose llevar por aquellos pensamientos.

Como el placer era tal torrente de energía placentera que apenas dejaba a Annie con más fuerzas, no pudo quejarse con más ahínco en cuanto a cambiar sus movimientos, pues el flujo del clímax la alcanzó al poco de aquello.

Sin embargo, notaba que él estaba un tanto perdido, intentando aguantar el ritmo del movimiento del vaivén sin demasiado éxito.

–No hace falta que te sobre esfuerces –dejó caer Anne al oído de él y añadió con voz dulce: –déjame cambiar de postura. Si seguimos así, vamos a acabar teniendo un tirón.

Alucard paró en seco. ¿Se había quedado paralizado al oír que ella sería la que estuviese encima? ¿Y si lo traicionaba? No. No había por qué pensar así. No había mostrado ningún indicio de hacerle daño, pero, entonces... ¿Por qué pensaba todo eso y así de ansioso?

Descolocado, salió del interior de Annie, pálido y nervioso. Anne giró su cuerpo colocándose encima de él. Lo cabalgó hasta hacerlo llegar al éxtasis junto a una explosión de placer por parte de ella. 

–¡Adrián! –gimió Anne a la par de que él se aferraba a ella. 
Así, juntos en la noche y en aquella cama... Eso era mejor que cualquier otra cosa. Que durase lo que tuviese que durar mientras ambos disfrutasen de la compañía del otro. 


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¡Última actualización! Si has llegado hasta aquí, muchas gracias. :D Espero que haya sido de tu agrado la breve historia pero intensa entre Alucard y Anne-Marie.

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Allí podrás ver dibujos y bocetos exclusivos de este proyecto además de otras ilustraciones y trabajos que hago como ilustradora.

¡También puedes leer mi otro proyecto de escritura si te gustan los vampiros! El chico de la jaula de murciélagos. Actualizo todos los viernes a las 22.00 (CET) y es un proyecto que actualmente está en activo. 

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Heridas (Alucard + OC, fanfic Castlevania) Lara Herrera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora