6 El mensaje

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El viaje había llegado a su fin, ya estaba en su destino. El pueblo era diminuto, así que la gran mayoría se conocían entre ellos y, gracias a eso, no costó demasiado dar con el anciano erudito al que debía entregarle el mensaje de parte de su padre.

El viejo se mostró agradecido por aquella carta. La había estado esperando cerca de dos meses y le hizo entender que la información que llevaba consigo era importante.

–Responderé a vuestro padre ahora mismo. Esperadme aquí. Tome, beba té mientras escribo la respuesta –dijo conforme cogía tinta y papel–. Debe ser muy cauta con esta carta que va a llevar en su viaje. Me buscan por la información que poseo y no creo que aguante mucho más vivo.

Aquella frase era una advertencia. El viaje de vuelta para Anne-Marie no sería fácil, pues estaba segura, se lo iba a pasar todo el tiempo en tensión y comprobando que la carta iba con ella, que no se perdía, pues con lo torpe que era, dudaba hasta de sí misma, pero si había llegado hasta ahí, sería porque algo estaba haciendo bien.

El anciano cerró la carta meticulosamente al terminarla y se la entregó a la oradora para que iniciase su viaje de vuelta. Anne-Marie estaba contenta porque en la preparación para regresar a casa, había dado con un mercado que vendía todo lo necesario para abastecerse en el resto de camino que le quedaba por recorrer, pero entonces fue cuando empezó a sentirse perseguida.

Una serie de hombres encapuchados iban aquí y allá, merodeando tras los pasos de ella. Anne-Marie lo notó, pero procuró ignorarlos, no sin pasar por delante de la casa del anciano y comprobarlo.

No. Algo debía ir más que mal. La casa... no. No podía ser. ¡Estaba en llamas y ni rastro del erudito! Aquello anunciaba problemas, sobre todo cuando el grupo de milicianos golpeó los costados de sus caballos y gritaron la orden de ir tras ella.

Anne-Marie jamás había rogado tanto a los dioses de que Hades corriese todo lo que pudiese.

–Corre, corre... Corre Hades, por tu vida y por la mía, por lo que más ames en este mundo... –le susurraba a su compañero de viaje conforme huía y conseguía, tras varias calles de persecución, perder de vista al grupo que la perseguía.

Sola de nuevo. Ella y su caballo. ¿Qué haría ahora? No podía volver con su padre, era demasiado peligroso. ¿Qué diría el mensaje para que la persiguiesen con tanto desespero?
Necesitaba leer la carta. En ella encontraría la respuesta.

Escondida en un lugar seguro, cogió la misiva del anciano y la leyó. No entendió del todo pues era información críptica e importante. Lo poco que había podido entender era sobre unas fórmulas para conseguir devolver la vida a los muertos y con ello formar un ejército. Mencionaban el nombre de una mujer, Carmilla.

Anne-Marie sintió los pelos de la nuca erizarse. ¿La vampira Carmilla, qué pasaba con ella? ¿Qué estaría tramando?


Vampiros, eso solo podía traer problemas y de larga duración

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Vampiros, eso solo podía traer problemas y de larga duración. Sin embargo, debía huir, esconderse hasta que fuese seguro. Su padre debía ser informado, pero en estas circunstancias era demasiado peligroso.  

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Heridas (Alucard + OC, fanfic Castlevania) Lara Herrera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora