Con todo lo que Anne-Marie tenía que estudiar en la biblioteca, su nueva costumbre matutina fue dejada de lado ya que día y noche estaba concentrada en aumentar sus estudios, sobre todo en herbología y alquimia.
Salieron al exterior justo después del entrenamiento de Alucard con la espada. Annie aquel día había conseguido contenerse su peculiar hábito y esa mañana evitó aproximarse al gran ventanal a mirar. Se cambió de ropa y arregló su pelo con especial interés, quería estar guapa. Estaba contenta con la excursión, había cogido de la cocina prestado las herramientas necesarias para la recolecta de ingredientes que iba a necesitar.
Alucard entró al poco de estar ella preparada para salir.
–¿Nos vamos? –dijo.
Anne-Marie asintió complacida y con una cesta en la mano salió al lado de Alucard.
Pasaron cerca del arroyo y se adentraron al fondo del bosque, mientras caminaban, Annie había decidido ir detrás de él por precaución a que se encontrasen con alguna criatura. También prefería ir en esa posición porque así Alucard no podría darse cuenta de si Annie lo observaba o no. Porque vaya si lo miraba mientras éste iba ensimismado en sus cosas, recorriendo la orilla del río. Anne-Marie intentaba disimular que él no se diese cuenta de que, ocasionalmente, le miraba el trasero.
Las plantas que indicaban el libro, finalmente, no fueron demasiado difíciles de encontrar. Annie-Marie disfrutó de buscarlas, sesgarlas con cuidado y guardarlas en una cesta de mimbre que llevaba consigo. Alucard vigilaba de que no corriese peligro y la observaba cómo recogía las diferentes hierbas.
El sol estaba sobre un cielo sin nubes y Annie-Marie ahora andaba por un claro de margaritas y lavanda, dejando que su cara se bañara entre los rayos y el calor que hacía ese día. Ya tenía todo lo que necesitaba pero le había dicho a Alucard si podía ir a recoger unas últimas flores.
–Sí, claro. Te espero aquí –dijo apoyando la espalda sobre un árbol que daba sombra.
Annie recogió lavanda para poner debajo de su almohada y margaritas para decorar la casa. Estaba muy absorta entre las flores cuando vio que Alucard había desaparecido y un rugido, no muy lejos de donde se encontraba ella, estallaba en el bosque.
Annie sintió que la sangre se le congelaba, agarró más a su cuerpo la cesta con los ingredientes y miró a su alrededor. Otro rugido feroz. Anne-Marie escuchó atenta y dirigió la mirada hacia el lugar de donde provenía.
Una criatura infernal aullaba dolorosamente y rugía de rabia pura. Annie contuvo que un grito de pánico brotase de su garganta. Iba hacia ella directo para atacarla cuando una sombra en el aire, rápida y letal pasó por delante de ella, interponiéndose entre Annie y el monstruo.
Alucard consiguió frenar el ataque, asestando duros golpes a la bestia hasta noquearla en el suelo y vencerla.
–¿Estás bien, te hizo daño? –preguntó serio y preocupado al ver a la oradora en el sitio anclada, pálida.
Iba a acercarse a ella para comprobarlo cuando Anne-Marie intentó avisarle, señalando sin decir nada.
Un grupo de hombres vestido con colores oscuros y montados encima de caballos negros los estaban rodeando. Eran los milicianos que estaban tras ella.
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Heridas (Alucard + OC, fanfic Castlevania) Lara Herrera.
FanficEsta breve historia está basada tras el final de la tercera temporada de Castlevania Netflix y enfocado en el personaje de Alucard. Creo que no soy en absoluto la única que se quedó con un ligero sabor agrio en la boca al ver que el hijo de Drácula...