Las calles estaban en silencio, mientras las luces débiles de los postes apenas lanzaban unos conos de color naranja por el suelo, en un intento de alejar las sombras. Las estrellas en el cielo titilaban, demasiado lejos para generar una luz relevante, mientras la luna... La luna observaba, miraba en dirección a los habitantes de la tierra. Que duermen, hablan, se dedican a muchas actividades. Sin embargo, hay un duo que parece atraer sobre todo a nuestro astro, cuya mirada se centra en un edificio de aspecto abandonado, en el cual está una figura de color carmesí, limpiándose la boca con el antebrazo. Tenía algo de saliva y sangre, mientras observaba un cuerpo tirado en el suelo.
— Huf... No fue fácil.
Dijo tras apartar su brazo y darle la vuelta al cuerpo. Este tenía un agujero en la frente, junto a una mirada de sorpresa. La figura carmesí se estiró un poco, extendiendo sus brazos hacia arriba y mirándose en un espejo. Su aspecto extravagante por su ropa chillona, juntado a su color rojizo, que parecía extenderse por su ropa debido a algo de sangre en esta, lo delataban como el victimario del hombre de color amarillo y traje de negocios, el cual tomaba su infinito descanso en el suelo.
— Al menos creo que valió la pena... Veamos...— De uno de los bolsillos de su pantalón, retiró un dispositivo metálico con una pantalla, el cual al encenderse, mostró un montón de números. Levantando el dispositivo, retiró una especie de cristal, que lanzó al aire. Misteriosamente, en lugar de caer al alcanzar su máxima altura, el cristal se quedó levitando, antes de señalar con su punta a la figura amarilla, a la que recorrió con un escáner verde, el cual recordaba de cierta forma a una red. Una vez el escáner recorrió todo el cuerpo, volvió al lugar de dónde vino, como atraído por un imán. En ese momento, los números en la pantalla incrementaron, y el rojizo suspiró guardando el dispositivo—. Pft. Ni fué para tanto.
Tras eso, fue caminando hasta un asiento de la casa, el cual utilizó para sentarse y mirar por la ventana. En un inicio parecía no mirar nada, sin embargo, de repente empezó a hablar.
— ¡No me mires con esa cara! Sabes bien que esto valió. Además, ir por mis propios clientes no es mi estilo.
Afirmó mientras elevaba las cejas en un gesto descontento. Ni su reflejo ni las estructuras a su alrededor le dieron una respuesta, sin embargo, tras unos pocos segundos, volvió a hablar.
— Suenas como un villano de película barata... Bueno, técnicamente lo eres.
Tras contestar al reflejo de esa forma, cerró los ojos con deleite, como disfrutando de una respuesta enojada pero predecible, de alguien que no lo podía dañar, y por lo tanto, era divertido de enojar.
— No, no puedes. Eres solo el hijo de una gallina lunar que ni siquiera tiene una forma física.
Dijo sonriendo y apoyando sus pies sobre el cuerpo de la figura amarilla, sonriendo mientras se extendía cuan largo era.
— Y sale y dale. ¿Acaso crees que puedes tocarme? Para eso debes ser capaz de ser tocado.
Dijo mientras se levantaba y caminaba a la ventana, que golpeó suavemente, acción que sin embargo, alcanzó a agrietarla un poco, formando una tétricas telaraña blanca por el cristal.
— Si, ya sé que no te asusta. Al menos, hace que te calles... O que suenes más desesperante.
El ser rojizo se sentó nuevamente en la silla, limpiándose sus hombreras mientras bostezaba.
— ¿Y qué dices? ¿Vale la pena hacer un nuevo trabajo? Estoy cansado, pero puedo hacer uno rápido.
Este se quedó callado unos segundos, antes de que su sonrisa empezara a ser reemplazada por una mirada algo pensativa e incluso sorprendida.
— Hm. No es tu estilo preguntarme cosas… Pues no lo sé. Supongo que es porque quiero sentir que hago una limpieza.
Se agachó frente al cadáver en el suelo y empezó a buscar, sonriendo, sacó una caja de cigarrillos y la dejó a su lado.
— Ya sabes… Quitar el mal de este mundo.
Cerró los ojos mientras jugueteaba con la caja en la mesa, haciéndola girar y bailar un poco, recostó su cabeza en el espaldar de la silla y suspiró.
— ¿Por qué crees que solo acepto un trabajo después de investigar a la víctima? Quiero saber si hago lo correcto.
Siguió con los ojos cerrados, como si intentara dormir, pero una vocecilla no lo quisiera permitir.
— Hm. ¿Qué es un inocente para ti?
Asintió mientras escuchaba la respuesta.
— Interesante… No tiene el más mínimo sentido, pero es interesante.
Soltó una pequeña risa sin abrir los ojos ni la boca, antes de decir una nueva respuesta.
— ¿Algo que tenga sentido? Hm… Las matemáticas.
Pareció escuchar como si la vocecita se volvieran los gritos de alguien sumamente molesto, acción que le hizo sonreír otra vez.
— Bueno, bueno… Alguien inocente… Alguien que no hace nada. Alguien que actúa por la corriente, no en su mente. Posiblemente alguien en coma.
Lo que sea que estuviera hablándole, no parecía feliz con esa respuesta, sin embargo, no habló mucho más, razón del largo silencio del mercenario carmesí.
— Soy un mentiroso ¿Sabes? Nada de lo que digo será verdad… Puede que ni siquiera esto. Da igual cuando lo intentes. No sabrás nada hablando solo conmigo. ¿O acaso suena como si algo de lo que he dicho tenga sentido? No.
Tras unos segundos abrió los ojos otra vez y sonrió en dirección a la Luna, enseñado todos sus dientes y relamiéndose.
— Ahora dame otra tarea. Tú me trajiste aquí y quieres saber… Tal vez con suficientes trabajos, averigüemos algo…La luna, naturalmente, permaneció en silencio.
Antinaturalmente, pareció parpadear con sorpresa.
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Relatos varios
RandomFanfics, dedicaciones e historias que se me ocurren de vez en cuando. ¿Quieres una historia? ponte en contacto conmigo, y en una semana o dos, tendrás un bonito texto de dos a cinco páginas basado en tu pedido. Desde relatos cortos llenos de intriga...