Capítulo 6

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–¿Y bien? ¿Qué quieres? –la joven se cruza de brazos

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–¿Y bien? ¿Qué quieres? –la joven se cruza de brazos.

–¿Siempre fuiste tan agresiva? –David sonríe incómodo desviando la mirada.

Erika lo observa detenidamente, detallándolo de pies a cabeza, desde su claro nerviosismo hasta su mirada escurridiza. Ahora, después de tanto tiempo, le parecía un ser inútil y enclenque ¿En verdad ella estuvo loca por él? No sabía dónde tenía la cabeza.

–David no tengo todo el día –lo apresuró exasperada.

–Estoy confundido Erika –admitió al fin –Hay demasiadas cosas que no entiendo y tengo la sensación de que solo tú podrás responder mis dudas.

–¿Ah sí? –la joven alzó una ceja –Por amor de dios, acabo de llegar, no sé de qué hablas. Lo mejor será que me vaya.

Estaba por darse la vuelta pero él, en un gesto desesperado, la detuvo nuevamente tomándola por la muñeca. Erika se deshizo de su agarre enojada, la estaba tocando demasiado para su gusto. David, en un improvisado gesto de paz, alzó las palmas.

–Hay algo raro y tú sabes que es –declaró convencido –El otro día te vi Erika, estabas con ellos. Sé que se traen algo entre manos y quiero saberlo. Tengo derecho.

–¿Derecho? –la joven río irónica–¿Quieres que hablemos de las cosas a las que tienes derecho? Eres una maldita sanguijuela, un vil traidor que solo me utilizó y ahora se cree con "derecho" de venir a exigirme algo.

David bajó la cabeza apenado y Erika casi sintió pena por haber sido tan dura. Sin embargo, los sentimientos o culpas de su ex novio eran la menor de sus preocupaciones.

–No quise hacerlo –musitó dolido –No sabes cuan arrepentido he estado por todo lo que pasó. Quise disculparme, pero ya era tarde, te habías ido...

–Tienes razón, ya es tarde –la chica lo observaba desde su altura y al verlo así, decaído y derrotado, sintió una rara satisfacción –No necesito tus malditas disculpas David, en realidad ni siquiera te guardo rencor ya –hizo un ademán con la mano para restarle importancia –Hazte un favor y permanece alejado de mí, lidiar con tus demonios no es algo que necesite ahora mismo, suficiente tengo con los míos.

–Has cambiado –aseguró él con la vista perdida en algún punto y, como si recién se diera cuenta de sus palabras, enfocó la mirada en ella –Siempre fuiste altiva y prepotente, "la gran Erika", la niña pija. Pero ahora es diferente –se acercó como embelesado con una idea y por un momento la joven dudó que estuviera hablando con ella –noto una oscuridad en ti que antes no existía. Dime ¿qué pasó en ese misterioso viaje?

–No entiendo que quieres decir... –Erika intentó que la voz saliera firme, pero en algún punto tembló.

–Que tus ojos parecen muertos –sentenció con la mirada oscurecida y la voz rasposa –Así como los de ella.

Príncipe Oscuro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora