–¡Erika! –llamó David con impaciencia pero la chica, ignorándolo, solo siguió andando –¡Por dios detente!
Completamente sofocado el joven consiguió darle alcance justo cuando ella estaba por salir del hospital y, tomándola por la muñeca, la hizo voltear abruptamente.
–!¿Acaso te has vuelto loca?! –regañó cuando consiguió un contacto visual –¡No puedes escapar del hospital!
Erika lo observó con ojos perdidos, sin ser realmente consiente de lo que le decía, aún en shock ¿Escapar? Si, ese era un buen nombre para lo que había hecho. A penas la enfermera se retiró de su cuarto para buscar al doctor que la vería, ella solo tomó sus cosas y salió corriendo. Ni siquiera sabía por qué hizo tal cosa, de lo único que estaba segura es de que necesitaba salir de ahí, necesitaba aire fresco, necesitaba... desaparecer.
¿Cómo era posible? ¡Por dios ella no podía estar embarazada! Mientras más lo pensaba más absurdo le parecía. Solo tuvo relaciones una vez en su vida y fue con Alistar ¿dónde quedaba ese maldito discurso de que los vampiros y los humanos no podían procrear? ¿Acaso él le mintió? No, no podía ser eso...
–Un error –dijo al fin en voz alta hacia David, como notando por primera vez su existencia y le dirigió una mirada confundida –¡Es lo que ha pasado! –la joven sonrió histérica mientras se pasaba las manos por el enredado cabello para seguidamente comenzar a dar vueltas en círculos murmurando: –Los análisis se han equivocado, no es posible que yo esté embarazada...
–Erika detente –David la agarró de los hombros con firmeza y la obligó a mirarlo –La gente nos observa y comienzas a asustarme.
Y fue entonces que, sin ser dueña de sus emociones, la joven comenzó a llorar desconsoladamente sobre el pecho del chico. A duras penas se dio cuenta de cómo él la arrastraba fuera del hospital y la sentaba en uno de los bancos de un parque que había enfrente.
Él no dijo nada más, solo se mantuvo en un silencio sepulcral mientras ella se desahogada con constantes hipidos, de algún modo él también parecía superado por la situación.
–¿Quién es el padre? –preguntó al fin luego de algunos minutos donde la joven se calmó un poco.
–Tu no lo entiendes –ella negó frenética –No hay modo alguno de que eso sea verdad.
–¡Por favor Erika! –rio con sarcasmo, más interesado en observar las nubes del cielo que a la chica a su lado –Hasta el mejor anticonceptivo puede fallar alguna vez. Solo acepta lo mucho que la has cagado.
–N-no, no me refiero a eso... –tartamudeó en apenas un hilo de voz ¿cómo podría explicarle el hecho que la hacía estar tan segura de sus palabras?
–Sinceramente me parece increíble –escupió él con desdén y se volteó a mirarla con odio –Dos años Erika, dos malditos años duró nuestra relación y nunca me diste la oportunidad de acercarme a ti de esa forma ¿Y ahora te vas un par de meses y vuelves con...? –señaló su vientre con ambas manos de forma despectiva sin encontrar palabras para describirlo –¡¿esto?!
–Las cosas no son como tu piensas... –murmuró la joven, sin saber por qué sentía la necesidad de darle ninguna explicación al ex novio que la había engañado con su mejor amiga.
–Solo me queda claro que eres una maldita zorra...
Y en ese momento Erika, en un acto reflejo, descargó toda la frustración acumulada sobre él con una sonora bofetada que hizo que incluso a ella le doliese la mano.
–Ni se te ocurra hablarme así –siseó con los dientes apretados –No eres precisamente el más apto para darme clases de moral.
David, en completo mutismo y con la mejilla roja, se puso en pie y la miró con tanto odio que la joven incluso temió que fuera a tomar represalias por lo que acababa de hacerle. Pero contrario a eso, él se mantuvo sereno.
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Príncipe Oscuro 2
Vampire[Segunda parte del libro "Príncipe Oscuro"] [Y sí, es necesario haberte leído el primero.] Tras un desenlace tortuoso y eventos desafortunados hay cosas que Erika prefiere simplemente olvidar. Empezar de nuevo en su mundo e intentar recuperar aquel...