Capítulo 12

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La habitación estaba sumida en completa oscuridad y el frío gélido de la noche penetraba por las paredes sin impedimento. Hacia rato ya que la luna roja había dejado de brillar y la joven observaba en derredor bastante incomoda. Finalmente, sin ser capaz de aguantarlo más, se puso en pie y caminó decidida hasta el hogar.

El hombre tirado en la cama observó sus movimientos curioso, pero en completo silencio.

-¿Qué hacéis? -cuestionó él con voz rasposa.

-Nos doy algo de luz -explicó al tiempo que movía ligeramente la mano derecha y al instante los leños secos comenzaron a arder, iluminando toda la estancia con más fuerza que de costumbre y ella asintió complacida -Mucho mejor.

-Odio el fuego -Alistar hizo una mueca de desagrado y se reacomodó sobre las suaves almohadas -Apagadlo.

Alissea, con una sonrisa en el rostro, se volteó a observarlo pero, en lugar de darle una respuesta, solo avanzó segura en su dirección. Una vez estuvo a su lado nuevamente, tomó asiento en la cama, consiguiendo que el contacto visual fuera aún más fuerte.

-¿De qué habláis amor? -expresó con voz extremadamente suave mientras estiraba una mano para acariciarle el cabello. El vampiro no se apartó -¿Acaso lo habéis olvidado? Dijisteis que haríais lo que fuera por mí. Vos mismo comenzasteis a pedirme que lo encendiera e incluso os habéis deshecho de esos molestos guantes... -acercó su rostro al de él hasta que sus narices prácticamente se tocaron -Y todo eso lo hicisteis en honor a lo mucho que me amáis...

El vampiro frunció el ceño confundido, como si no se acordara plenamente de aquello que decía la bruja y bajo la mirada hasta sus manos. Con horror pareció ser consiente por primera vez de aquello que faltaba.

-Y-yo... -tartamudeó perdido, algo totalmente impropio de él.

Alissea en un movimiento rápido, tomó el rostro de Alistar en sus manos y, con delicadeza, lo obligó a mirarla.

-Recordadlo Alistar... -repitió con voz monótona -Recordad cuanto me amáis y la devoción que sentís por mi... -ante sus palabras esta vez el vampiro asintió lentamente mucho más convencido -Solo estáis cansado y por eso vuestra confusión. Pero tranquilo, yo os cuidaré...

Sin que él ofreciera la menor resistencia, la joven lo obligó a enterrar el rostro en su regazo y comenzó a acariciarlo distraídamente, haciéndolo sentir bastante somnoliento. Estuvieron en esa posición un par de minutos hasta que ella rompió el silencio nuevamente:

-¿Cómo os sentís? -preguntó en tono bajo.

-Gracias a vos ya me encuentro mucho mejor -manifestó él agradecido -No sé qué habéis hecho, pero alejasteis de mi todo el dolor.

-Maldita humana -siseó ella con rabia -No sé cómo ha sido capaz de haceros daño. Debí encargarme de ella yo misma.

Ante su voz fuerte, cargada de desdén, Alistar alzó la cabeza y se apartó un poco del cuerpo de la bruja, quedando frente a frente con ella.

-Aun no entiendo que fue lo que pasó... -se removió el cabello con confusión.

-Yo os lo diré mi querido... -Alissea sonrió mientras se ponía en pie nuevamente y comenzaba a dar vueltas alrededor de la cama, como si meditara el tema -La maldita humana os ha traicionado ¿Aunque de que os sorprendéis? Las pruebas siempre han estado al alcance de vuestra mano -de repente detuvo su andar y clavó sus ojos en él -¿Lo habéis sentido verdad? Ese fuerte olor a lobo que emana por cada poro de su piel... es obvio que trabaja con ellos y que han creado un plan para deshacerse de vos. -entonces suavizando su tono agregó: -Pero mientras me tengáis a mi nada malo os pasará.

Príncipe Oscuro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora