Cap 8

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Selena caminó por el largo pasillo que se encontraba frente a ella. Todo se veía iluminado y limpio. Ante ella había una gran puerta de madera oscura y se podía oír una música proveniente del cuarto continuo. Caminó hasta ella y la abrió. Era una gran sala donde las luces no alumbraban pero se podía ver que estaba llena de gente con mascaras y algunas bailaban rítmicamente. Sentía la música vibrar en todas partes, incluso en su cuerpo. Sin saber que hacía ahí o como había llegado, pasó entre las personas buscando a alguien conocido aunque se le hacía imposible por la oscuridad y las mascaras que traían puestas.

Sintió una mano en su hombro y giró para encontrase con él. Él le sonrió abiertamente mientras le ponía ambas manos en la cintura.

—Hola, bebé.—él se veía hermoso con su máscara azul oscuro y con unos toques de pintura neón que solo ocultaba parte de su cara. Sus ojos brillaban en la oscuridad y sus labios parecian más carnosos de lo normal.

—Dylan...—dio un grito ahogado.—¿Pero cómo...?

—¿Y tu máscara?—la interrumpió. Dylan le seguía sonriendo.

—Yo... No-no lo sé.—Dylan la acercó hacia él y le dio un beso en el cuello.

—No importa. Baila conmigo.—Dylan comenzó a moverse lentamente, no iba de acuerdo a la música que era más alocada y rápida. Su baile era más sensual y erótico. Dylan le besaba el cuello, las mejillas y la boca. Selena olvido lo que pasaba, parecía que solo eran ellos dos, seguía escuchando la música pero estaba pérdida en las caricias de Dylan. Cerró los ojos sintiendo los dientes de Dylan morder el lóbulo de su oreja y soltó un gemido.

—Eres mía, precisosa.—Selena abrió los ojos. Algo estaba mal. Se despegó un poco de Dylan y subió sus manos a su cara. Con sus dedos alzó lentamente su máscara y debajo ta no estaba su Dylan, estaba Stephen riendo con picardía.

Selena...—sintió que se desvanecía.—Selena...—la vista se le hizo borrosa para luego quedar completamente negra.—Selena....

Selena...¡despierta mujer!—María la sacudió un poco y Selena vio con claridad. María estaba sentada a un lado de la cama y la miraba desde arriba con curiosidad. Se veía contenta y radiante.

—Dios... Estaba teniendo una pesadilla...—Selena se sentó y se frotó los ojos con cansancio.—¿Que haces aquí?

—Llegué ayer en la noche pero estabas tan dormida que no te despertaste con nada. Incluso llegué a pensar que habías tomado muchas pastillas para dormir y te había dado una sobredosis.—Selena sonrió. María era tan espontánea que daba risa con solo observarla.—Hoy tengo planes para ti,  así que saca tu trasero de la cama y ve a darte un baño.

—¿De qué hablas? ¿Qué hora es? María son las ocho de la mañana, debería estar durmiendo.—dijo cuando verificó la hora en su celular.

—No.  Ahora date prisa no quiero que...—el teléfono de María comenzó a sonar. Max le estaba llamando y Maria tenía que contestar.—Apurate Sel.

Salió del cuarto y fue a la cocina donde contestó.

—¿Qué pasó?—preguntó Maria. Se acercó al refrigerador y comenzó a sacar comida al azar que veía.

—Buenos días, estoy bien. Gracias.—contestó Max con sarcasmo.

—Ahorratelo. Ve al punto.—María mordió una fruta. Sacó un poco de jugo en un vaso y lo puso en la mesa.

—Hablé con Dylan y le saqué información sobre anoche. No hizo nada con Nicole, nada mas allá de besos y caricias. Lo jura. Y se arrepiente completamente.

La Pro$tituta II: See You AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora