Estaba preparando la salsa para las pastas, había estado un rato con Donatto hablando de la vida, hasta que se fue, como siempre mi amigo y sus historias, ahora iba a encontrarse con un señor mayor que él, que había conocido por una aplicación. Estuvimos hablando de la seguridad de su encuentro y de que cualquier cosa me llame, que salgo en su salvataje.
Estaba sola, escuchando la radio de fondo cuando tocaron el timbre, fui hacia la puerta y me encontré con Can. Me quede sin aire, era maravilloso verlo ingresar por el pasillo, me quede paralizada, hasta que se dio vuelta y me miro. Salí del trance en el que estaba inmersa y le sonreí mientras cerraba la puerta. Lo vi irse a la cocina, se asomó por la puerta y sus ojos color café inundaron todo mi ser.
_ Que bien huele esto_ me dijo mientras cerraba los ojos y se acercaba a la olla
_ Estoy preparando pastas, queres quedarte a comer?_ le pregunte mientras me sonrojaba.
_ Si, me encanta la idea, amo las pastas_ me dijo Can, dejando la tapa sobre la olla y mirándome_ voy a mi habitación a ponerme cómodo y ya salgo_ me dijo y se fue lentamente a su habitación.
Su andar me dejaba sin aire, se me paralizaba el corazón, que te está pasando Anna?... Él no podía ser nunca, él no debía ser nunca... pero lo deseaba demasiado. Necesitaba abrazarlo, besarlo, olerlo, sentirlo.
Mientras apagaba el fuego, sentí su presencia, Can me corrió el cabello de costado y comenzó a besarme el cuello, sentí su aliento sobre mi piel y una ola de placer lleno todo mi cuerpo.
Me di vuelta y quedamos frente a frente, su mirada se cruzó con la mía, me sonroje y le sonreí. Can me rodeo con sus brazos y comenzó a besarme la boca. Mis labios comenzaron a responder a sus besos. Mi lengua busco la suya, nuestros besos estaban llenos de pasión y mucho frenesí.
_ Ohhh...Anna, que me estás haciendo?_ me dijo susurrando Can_ sos adictiva.
_Can vos sos adictivo_le susurre al oído, mientras entrelazaba mis dedos sobre su cuello_ quiero más de vos, te deseo, Can.
_ Yo también te deseo, Anna_ me dijo y me levanto en sus brazos y me llevo a su habitación.
De fondo sonaba una bella melodía, que en ingles hablaba del amor correspondido y la pasión entre un hombre y una mujer. Eso mismo estábamos viviendo Can y yo. Nuestros cuerpos se necesitaban, se deseaban.
Lentamente me llevo a su cama, comenzó a besarme nuevamente, mientras sus manos recorrían cada fibra de mi cuerpo, respondí a esos maravillosos besos y no dude en quitarle la remera, frente a mi tenía un cuerpo escultural que invitaba a acariciar cada centímetro de su piel, no dude en hacerlo y lo escuche gemir en mi oído.
Can me miro con lujuria, me quito lentamente la remera y comenzó a besarme lentamente, sus besos sobre mi pecho me llevaron a la alucinación total.
Poco a poco nos encontramos piel con piel, nuestra desnudez nos envolvía y nos transportaba a un carrusel de delirio. Nuestros cuerpos se necesitaban, gritaban más, querían más.
Juntos buscamos este sexo sin fronteras, encontrarnos en la intimidad. Can tímidamente me penetro, saboreando cada rincón de mí y gustosamente acepte la maravillosa danza del amor.
Fuimos un solo cuerpo, un solo beso, frenesí puro, nuestras voces guturales invitaban a más, y nuestra desnudez respondía a tanta locura sexual.
Tranquilamente fuimos encontrando la paz, descansamos en un abrazo placentero. Juntos llegamos al éxtasis sexual y juntos encontramos la calma.
Can era adictivo, y estando junto a él me di cuenta que no quiera separarme nunca más.
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NADIE MAS QUE TU
RomanceAnna es dueña de un hostel para turismo local y extranjero. Con sus casi 50 años tiene una vida armoniosa, pero todo cambia cuando llega a su vida un turista muy especial.