CAPITULO 7

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Amanece y se filtran los tenues suaves rayos de sol en la habitación de Can, lo observo mientras duerme tan sereno, su respiración es tranquila, su cuerpo desnudo invita a besarlo, pero me contengo. Nuestra noche había sido maravillosa. Nunca en mi vida había sentido algo así. Tenía que alejarme de él. Sabía que esto que estaba pasando iba a durar poco, Can en un par de días volvía a Italia y yo volvía a mis rutinas diarias. Lo nuestro era imposible, pero me dije a mi misma que hasta que se vaya iba a disfrutar cada momento con él, así después lo guardaba en mi corazón como un recuerdo maravilloso.

Mientras me bañaba, sentí su presencia dentro del baño, no dudo ducharse conmigo. Era tanta la intimidad entre nosotros que nuestros cuerpos pedían a gritos estar uno dentro del otro.

Can comenzó a pasarme la esponja sobre mi espalda, lentamente, bajo por mis nalgas hasta llegar a mis piernas, mi respiración se entrecortaba, no podía aguantar lo que me estaba pasando. Me giro despacio, me miro con lujuria y comenzó a enjabonarme el cuello, bajando a mis pechos, con detenimiento los iba tocando y rozando, cerré mis ojos y suspire, era imposible no sentir las explosiones de placer que estaba sintiendo. Poco a poco fue bajando hacia mi intimidad, con la esponja en la mano rozo todo mi ser, mi cuerpo se arqueo ante tanta locura sexual. Me acerque a sus labios y comencé a besarlo, mi cuerpo necesitaba de su cuerpo y lo busque, baje hacia su virilidad, saboree cada fibra de su masculinidad, lo escuche gemir, me tomo de los hombros, volvimos a mirarnos y a besarnos con pasión.

Dentro del baño nos encontramos íntimamente, me subí encima de Can y lo abrace con mis piernas, lo sentí dentro mío, juntos abrazados, comenzamos a movernos al compás de nuestros cuerpos. Nos deseábamos, necesitábamos estar juntos, no podíamos estar separados, nuestra desnudez pedía a gritos llegar a lo máximo del delirio sexual. Llegamos al éxtasis total, abrazado, piel con piel. Nuestras respiraciones se iban calmando, nuestros cuerpos abrazados bajo la ducha buscaron la calma. Nos miramos, nos dimos un pequeño beso en los labios y volvimos a abrazarnos, mientras el agua nos inundada cada centímetro de nuestros cuerpos.

La cocina nos esperaba para un buen desayuno. Anna ya estaba calentando las tostadas cuando llegue, el olor a café inundaba el lugar. Después de ese momento de goce pleno en que escuchamos los gritos de nuestros cuerpos que pedían fundirse uno en el otro, necesitábamos la tranquilidad. Me acerque lentamente, le bese el cuello y me senté. Ella me miro, y sus ojos color castaño se encontraron con los míos. Me sonrió y se sentó a mi lado, mientras servía el café, le prepare una tostada con mermelada a ella.

_ Hoy que podemos hacer?_ le pregunte a Anna.

_ Mmmmm.... Déjame pensar donde te puede llevar_ me dijo sonriendo_ quiero que te lleves un hermoso recuerdo de mi ciudad, de mi lugar_ me dijo y se ruborizo.

_Ok_ le dije_ confió en vos _ la mire y le bese los labios.

Nuestro desayuno se extendió en el tiempo, Ella era una hermosa caja de sorpresa. Siempre tenía un bello relato para contar y era maravilloso escucharla.

Ya estábamos preparados para salir, Anna me iba a llevar a recorrer esta maravillosa ciudad, Donatto apareció en la cocina para armarse su desayuno y nos vio a los dos juntos. Ella se sonrojo cuando lo vio entrar. Donatto nos miró a los dos con asombro pero trato de disimular, aunque le costó mucho. Ante esta escena yo me estaba divirtiendo de cómo se miraban los dos.

_Hola Anna_ dijo Donatto y nos miró sorprendido_ Hola Can

_Hola_ dijo Anna sonrojada_ ya tienes café y las tostadas preparadas, salimos con Can le voy a mostrar la ciudad_ dijo con rapidez y camino hacia la puerta

_ Hola y chau_ le dije a Donatto riéndome_ tu amiga está nerviosa

Donatto se sonrió, me saludo con la mano y se sentó a desayunar.

Fui hacia donde estaba Anna, la tome de la mano y nos fuimos a recorrer la ciudad.

NADIE MAS QUE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora