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Lo siguiente que supe es que estaba en un avión de camino a Corea del Sur. No tenía ni idea de por donde iba a empezar. Sabía inglés, así que al menos podría comunicarme en la capital. Pero no tenía reserva de hotel, ni plan de viaje. No conocía el idioma, las tradiciones... NADA.


Descubrí con placer como me emocionaba ese 'miedito' que sentía por la incertidumbre. Era una emoción que había experimentado en pocas ocasiones.

El viaje era largo, así que aproveché para investigar sobre Corea. Tomé mi móvil y me informé un poco.


***

El aeropuerto estaba repleto y era enorme. Respiré hondo.


-Pregunta- me dije a mi misma en voz baja. No fue tan difícil. Me orienté con los mismo empleados del aeropuerto, conseguí un taxi y llegué al hotel más cercano.


Ya en el lobby tropecé con un hombre. Me quedé como boba mirando su rostro varonil y ese par de hoyuelos que se formaron a cada lado de su rostro cuando me sonrió avergonzado y me pidió disculpas. Lo que salió de mi boca fue un reguero de palabras inteligibles que no parecían ningún idioma. Y en ese mismo embelezamiento pedí una habitación.


Me quedé dormida casi de inmediato. El cambio de hora era más que evidente y el viaje había sido largo. No sé cuántas horas pasaron desde que me habías quedado dormida, así que fui hasta mi maleta en busca del cepillo dental...

pero aquella no era mi maleta. De hecho, no se parecía a mi maleta en nada, solo en el tamaño. ¿Cómo podía ser aquello posible? Rercordé haberla tomado en el aeropuerto, y ver al chofer del taxi montarla en el maletero. Entonces... el apuesto hombre del lobby.

Imagina con SiwonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora