GUERRA DE CORAZONES - Príncipe Caspian X

Diecinueve

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La caminata de regreso a la orilla fue tensa, y Wren podía sentir a Caspian mirándola furtivamente todo el tiempo. Edmund estaba pálido por la culpa y no dijo nada, y Lucy miró al suelo. Wren no podía encontrar las palabras para decir incluso si quería hablar. Todavía estaba luchando por comprender lo que sucedió momentos antes. Cuando los demás finalmente estuvieron a la vista, Caspian rompió el silencio.

"¿Qué comida encontrasteis?"

"Es volcánico, su majestad", le dijo Rhince, agachándose sobre las cestas que contenían los materiales que encontraron. "No crece mucho."

"¿Dónde está Eustace?" Lucy preguntó, mirando a su alrededor, y la pareja levantó la vista del bajo inventario de alimentos sin hacer contacto visual.

"Sabía que estaba demasiado tranquilo", murmuró Wren, enderezándose.

"Creo que está fuera... sin ayudarnos a cargar los botes", dijo Reep.

"¡Eustace!" Lucy gritó, sin respuesta. "¡Eustace!" Se volvió hacia su hermano. "Edmund, tengo un mal presentimiento".

"Iré a buscarlo", anunció Edmund.

"Iré contigo" ofreció Caspian, y pasó junto a ella antes de que ella lo agarrara del brazo. Él alzó una ceja sorprendido, pero ella no la bajó.

"Mantente a salvo, ¿de acuerdo?"

Su mano alcanzó la de ella y asintió. "Lo haré."

No habían pasado diez minutos desde que abordaron el Viajero del Alba cuando un oscuro chillido resonó en la isla. Toda la tripulación se tensó. Lucy se volvió hacia Drinian, quien estaba de pie junto a Wren con preocupación. Hizo todo lo posible por mantener la calma mientras miraba la masa de tierra que tenía delante, pero la idea de que algo le pasara a él era abrumadora y sintió un nudo en la garganta.

"¿Qué fue eso?"

Una nube de fuego estalló detrás de una de las colinas. La preocupación nubló sus entrañas y compartió una mirada de complicidad con Drinian, y por su expresión se dio cuenta de que él estaba pensando lo mismo.

"¿Es el volcán?" Gael se preguntó en voz baja.

"Oh, no...", respondió Drinian. "Eso no es un volcán". Bajó los escalones de regreso a la cubierta principal. "¡Manos a la obra! ¡Arqueros, armaos!"

En ese momento, un gran dragón escamado apareció de la isla, batiendo sus grandes alas y haciendo un sonido sibilante en el aire. Exhalaba fuego e instintivamente, Wren empujó a las dos jóvenes detrás de ella y preparó una de sus dagas cuando la criatura se acercó. Voló por poco junto al barco, balanceándolo ligeramente con la fuerza del viento, y se podía escuchar a la tripulación gritando. Aterrizó en una de las velas, para su gran confusión, y los hombres de la cubierta principal soltaron gritos de incredulidad.

"¿Qué está haciendo?"

"¡Fuego!" Drinian ordenó, y docenas de flechas salieron disparadas de las ballestas. El mástil se agrietó y se inclinó de manera desigual cuando el dragón se negó a abandonar el lugar, y Wren apenas pudo vislumbrar a Reep trepando por la estaca de madera para llegar a él. El dragón volvió a lanzar fuego cuando Reep desapareció de la vista, y ni un segundo después el dragón cayó y volvió a volar sobre el agua, antes de regresar a la isla. Regresó un momento después y, para su horror, sostenía a Edmund en sus manos.

"¡Edmund!" Lucy gritó.

Compartieron miradas de pánico cuando el dragón desapareció de la vista con Edmund nuevamente.

Diez minutos después, de vuelta en la isla, Edmund había llegado a la conclusión de que el dragón era, de hecho, Eustace. Wren, naturalmente, pensó que la idea era completamente mental. Narnia era una locura, no lo creía posible. Pero mientras estaban allí, la criatura no hizo ningún movimiento hostil, por lo que eventualmente Wren comenzó a creer lo que estaba diciendo. Eustace golpeó su brazo contra el suelo, mostrando un brazalete de oro que estaba apretado alrededor de su piel escamosa.

"Debe haber sido tentado por el tesoro", reflexionó Edmund.

"Bueno, cualquiera sabe que el tesoro de un dragón está encantado", replicó Caspian, mirando a Eustace. "Bueno, cualquiera de aquí".

Lucy se acercó a él y le quitó suavemente el brazalete. Eustace aulló de dolor y movió el brazo. Lucy sonrió y se alejó mientras Edmund miraba a su primo. "¿Hay alguna forma de cambiarlo de nuevo?"

Caspian hizo una mueca. "No que yo sepa. ¿Wren?"

Ella sacudió su cabeza. Edmund suspiró. "La tía Alberta no estará contenta."

"Perdón por la mano, viejo", se disculpó Reep. "Puedo ser un poco demasiado entusiasta a veces". Eustace resopló.

"¡El barco está listo, señor!" llamó Tavros.

"No podemos dejarlo solo", dijo Lucy.

"No podemos simplemente llevarlo a bordo, su majestad", respondió Drinian.

"Drinian, tú y los demás tomad un bote de vuelta", intervino Caspian. "El resto de nosotros nos quedaremos hasta la mañana y... resolveremos qué hacer".

"Pero no tenéis provisiones", afirmó Rhince. "Y no hay forma de mantenerse caliente, su majestad".

Eustace de repente sopló en un palo y se incendió. Wren sonrió y palmeó la cabeza de la criatura. "Buena esa."

Reep hizo un gesto. "¿Decías?"

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