GUERRA DE CORAZONES - Príncipe Caspian X

Veinte

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Wren estaba acostada boca arriba, con la cabeza apoyada contra una de las mantas de repuesto que habían traído, amontonada para que pudiera descansar sobre ella como una almohada. Lucy estaba profundamente dormida a unos metros de distancia, girada de lado para no estar frente a ellos. Edmund y Caspian todavía estaban despiertos, sentados erguidos y mirando el cielo oscuro.

El Rey aún tenía que romper su frialdad, aunque ahora Wren sospechaba que tenía más que ver con el hecho de que ella estaba enfadada con él más que él. Le habían dicho que daba miedo cuando estaba enfadada, y que aún no tenía planes de dejarlo. La había estado ignorando durante semanas, y unas cuantas miradas de disculpa en su dirección no iban a hacerla cambiar de opinión. Podía lidiar con probar su propia medicina.

"Nunca antes había visto estas constelaciones", reflexionó Edmund, rompiendo el silencio. Wren giró la cabeza ligeramente para mirarlo, su mirada se desvió hacia Caspian, quien inmediatamente rompió el contacto visual para mirar hacia arriba. Momentos antes el único sonido que se podía escuchar era el crepitar del fuego.

"Yo tampoco", fue la respuesta de Caspian, y se movió bajo su dura mirada, negándose a enfrentarla. "Estamos muy lejos de casa. Cuando era niño, solía imaginarme navegando hasta el fin del mundo... encontrar a mi padre allí".

Hubo una breve pausa, antes de que Edmund dijera: "tal vez lo hagas".

El sueño no llegó tan fácilmente como pensaba, especialmente considerando lo agotada que estaba por los viajes y eventos del día, sin mencionar que la arena no era exactamente cómoda para acostarse. A pesar de todas estas cosas, finalmente logró caer en el olvido, pero pareció que solo pasaron diez segundos antes de que la voz de Lucy gritara y se despertara de golpe.

"¡Despertar!"

"¿Qué?" cuestionó Reep, agarrando su espada mientras Wren buscaba sus dagas.

"Calmaos", les dijo Lucy a ambos, y Wren arqueó una ceja antes de que la joven asintiera con la cabeza en dirección a algo. Wren lo siguió y se sorprendió al ver una estrella bastante grande que aún brillaba sobre ellos. "¡Es la Estrella Azul!"

Regresaron al Viajero del Alba en poco tiempo, navegando tras la estrella tal como el hombre de días anteriores les había indicado que hicieran. La tripulación pareció recuperar la esperanza, las discusiones inútiles y los disturbios se habían reducido, pero todavía estaba mayormente tranquilo. Wren se sentó en un barril, bostezando perezosamente y viendo como Gael y Lucy subían las escaleras con una manzana en sus manos, las dos charlando, antes de desaparecer de la vista.

Era agradable no ser la única chica en el barco, aunque una niña de trece y nueve años no era una buena compañía. Era en momentos como estos cuando realmente extrañaba a Susan. Realmente había sido la única amiga de Wren. Una de las primeras personas que realmente la trató como una persona, que parecía entenderla cuando nadie más podía porque ella era de la misma manera. Wren no creía que volviera a tener una amiga como Susan, no estaba segura de si alguien más podría compararla.

Cuando llegó el mediodía, Wren no tuvo tiempo a solas con sus pensamientos, porque se habían topado con otro problema. "El viento nos ha dejado", anunció Drinian, mirando entre los tres mientras continuaba masticando un trozo de pan duro.

"Entonces, ¿cómo llegamos a la isla de Ramandu ahora?" preguntó Edmund, con el ceño fruncido. Caspian miró a Wren como si le preguntara en silencio si tenía alguna idea, pero ella le devolvió la mirada sin comprender, él captó la indirecta y desvió la mirada.

"Supongo que algo no quiere que lleguemos allí", continuó el capitán, volviendo a subir las escaleras, justo cuando algo fuerte golpeó el bote y Wren casi se cae por el borde, lo único que la detuvo de caerse era un brazo que se había asegurado alrededor de su cintura. Ni siquiera se había dado cuenta de que había estado agarrando la camisa de Caspian hasta que se enderezó contra él, con el corazón acelerado en su pecho. Caerse por la borda no había estado en su lista de cosas por hacer ese día, y tampoco dejar caer su atuendo hacia su prometido.

"Puedes dejarme ir ahora", le dijo ella secamente, y su rostro cayó antes de que se endureciera y asintió secamente, dejando que sus manos se deslizaran de su espalda a sus costados. Wren se volvió hacia un miembro de la tripulación. "¿Qué golpeamos?"

"¡Eustace, eso es genial!" Edmund dijo de repente, interrumpiendo la respuesta del niño, y Wren siguió su mirada para ver al dragón tirando de ellos. Se abstuvo de sonreír cuando sintió que Caspian la miraba, y le envió una mirada aguda mientras giraba sobre sus talones para meterse debajo de la cubierta.

Se abrió camino hacia la parte de atrás en un intento de encontrar comida que no supiera como si estuviera comiendo una roca, pero se detuvo cuando alguien se aclaró la garganta. Miró por encima del hombro para ver a Jace allí de pie, con el cabello cayendo sobre su rostro. Su ubicación proyectaba una extraña sombra sobre sus ojos, y a la luz del relámpago parecía terriblemente viejo. Casi como si hubiera envejecido muy rápido. "Wrennlyn," saludó."Ese no es mi nombre", respondió ella, girándose para mirarlo de frente.

"Te he guardado esto", dijo, extendiendo una manzana y ofreciéndosela. "Pensé que el resto de la tripulación lo habría inhalado todo y no te habría dejado nada. Decidí ayudarte".

Ella tomó la manzana de su agarre. "Soy perfectamente capaz de valerme por mí misma, pero aprecio la idea". Wren asumió que se iría después de eso, pero continuó parado allí y escuchó la puerta del sótano abrirse y cerrarse a unos metros de distancia. "¿Estás esperando que te despida...?"

Jace le sonrió encantadoramente, levantando su mano para rozar sus labios contra sus nudillos, y su rostro se arrugó con disgusto justo cuando él iba a irse, tropezando con Caspian en el camino. Wren se tensó instantáneamente cuando el chico rubio pareció inclinarse casi burlonamente. "Su Majestad."

Caspian no apartó la mirada de él hasta que estuvo fuera de la habitación, y luego la miró de nuevo con una mirada dura. Wren lo devolvió, caminando para pasar junto a él. "Por el amor de Dios, deja de ser tan dramático", le gritó ella, pero no escuchó su respuesta cuando la puerta se cerró ruidosamente detrás de ella.

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